Sin mayor conocimiento de parte de la
ciudadanía, pero con voluntad de participar, llegaron las primarias. Pálido
ejemplo de avance cuando desde los principales centros de poder de los partidos
mayoritarios hace tiempo que a fuerza de “dedo” como corresponde a la tradición
de democracia interna partidaria en
nuestro país los candidatos a los cargos trascendentes de aspirantes a
Presidente y Vicepresidente se eligieron entre las rispideces y bochornos que
trascendieron a la opinión pública, baste el ejemplo justicialista que
brindaron Eduardo Duhalde y Alberto Rodriguez Saá, o el verticalismo a ultranza
que evidenció el oficialismo encabezado por Cristina Fernández, quien se
manifestó decidida a continuar con el modelo, como herencia póstuma desde que
desapareciera Néstor Kirchner y el ¡Fuerza Cristina! de la gente la estimulará con el intento, y ni que hablar de los esfuerzos fracasados de
unir una oposición distribuida finalmente en distintos frentes, algunos de inexplicable confluencia
ideológica. Pretender instalar esta elección como “el avance” significativo en
materia de reforma política es por lo menos sorprendente para los atribulados
ciudadanos.
Las viejas sospechas de un sistema electoral
cuestionado nos muestra los mismos planteos
de parte de la oposición y se refieren por ejemplo al robo de boletas en
los principales distritos o la denuncia de boletas truchas!!! las cuales se habrían advertido en el
departamento de Punilla de la provincia de Córdoba. Martín Fresneda señaló esta
situación en la localidad de Bialet
Masse donde dijo hay boletas con la imagen de la Presidenta y otras características,
pero con otro tamaño.(1)
Las nuevas boletas usadas incorporaron
color por agrupaciones y fotos de los candidatos. También debutamos votando en mesas mixtas y el ministro Randazzo definió como equitativo
la distribución de los espacios para difundir las propuestas. Si estos son
avances, deben esmerarse para profundizar los logros, porque son detalles más
que nada cosméticos. Los recursos empleados en usar los medios oficiales para
difundir una posición dominante del gobierno nacional hacen empalidecer al más
distraído. ¿Esto es equidad? Sólo puede
serlo en esta especial democracia argentina y desde la consideración del oficialismos que manipula
los medios y la distribución de los recursos con una bochornosa falta de ética.
La
boleta única a la que aspiran desde la
oposición debe ser también motivo de análisis porque los resultados en la
provincia de Córdoba no dieron la agilidad de respuesta esperada a la hora del
escrutinio y lo más perjudicial es que generó
fuertes confusiones a la hora de colocar el tilde correspondiente, influyendo
en los resultados. Y si no pregúntenle a la gente de toda la provincia especialmente
en el interior del interior.
La interna justicialista cordobesa se
merece un comentario aparte porque la “lista corta” del oficialismo
delasotista influyó fuertemente en desorientar a propios y extraños dando
libertad de elección para seleccionar candidatos a Presidente y dejando
fuertes heridas entre los kirchneristas como corolario de una larga disputa. La gente en el medio,
decidía entre lo que lograba entender de esta paradójica situación.
Finalmente el abrumador porcentaje en el
padrón general del país de la provincia de Buenos Aires, explican siempre la distribución
de recursos y esfuerzos, haciendo que ese 38% determine cómo se plantea los
planes de gobierno y haciéndonos sentir que el federalismo es y seguirá siendo
una cuenta pendiente de la democracia argentina.
Y en esta espera de los resultados el “panorama
alentador” para su fuerza que expresa Jorge Altamira del Frente de Izquierda, en la
expectativa de superar el 1,5% del padrón como piso para mantener la personería
de los partidos minoritarios, deja planteado otro serio cuestionamiento a esta
especial reforma política, que le da a la ciudadanía una lejana participación en
el acceso al especial mundo de la dirigencia que busca asumir su representación.
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