Una situación que venimos arrastrando desde hace tanto
tiempo es la precarización laboral en sus diferentes variantes. No hace falta
estar en relación de dependencia para advertirla ni padecerla, y es más
frecuente hasta casi resultar “normal” ver cómo los que se suman al mercado de
trabajo tiene que aceptar las condiciones que resquebrajan la dignidad. Una
modalidad en boga, es la “compra de servicios” tan conocida y padecida. Así, el
empleado no es empleado sino monotributista y factura un servicio al empleador
que no es empleador para los fines legales. Una maniobra que se da
en los ámbitos privados, pero lo que es más grave es que lo haga el Estado,
siendo por ejemplo uno de los reclamos de los trabajadores de los hospitales. Desde
que el mecanismo se puso en marcha, “blanqueó” una condición de trabajo que
permite al empleador actuar como tal sin las cargas sociales y los beneficios que
corresponden para los que deben someterse a este régimen.
Por estos días en la
ciudad tres trabajadoras del Teatro Municipal que se desempeñan como acomodadoras, hacen
pública su situación de precarización laboral expresando que si bien cumplen
esa tarea con una considerable antigüedad en el ámbito dependiente de la subsecretaría de Cultura,
están en negro y ante el reclamo por ser reconocidas como empleadas efectivas
de la Municipalidad, recibieron la contrapropuesta de organizarse en una
cooperativa. De las tres empleadas una
de ellas tiene una antigüedad de quince años y las otras dos de cinco y cuando
explican detalladamente su situación, dejan en claro que sin ánimo de confrontar
sólo quieren lo que la mayoría de los trabajadores quieren: trabajar dentro de
la ley.
El subsecretario de Cultura, niega la relación laboral, pero
es una situación difícil de creer porque cualquiera que vaya al Teatro desde
hace unos años, reconoce a las jóvenes. Si están dentro del Teatro, cumplen un
horario y reciben disposiciones de la subsecretaría a la que reclaman por su
estado; es difícil de creer que no hay un vínculo laboral.
Supongamos que el funcionario tiene razón y que no hay
vínculo laboral, como simples ciudadanos tenemos todo el derecho de
preguntarnos ¿No advirtieron esta anomalía antes? ¿Cómo se establece la situación
de los empleados municipales? Cuando una gestión cambia, también incorpora
gente, muchísima porque la administración pública, en este caso el municipio, es el más inmediato paliativo para la desocupación. Antes de contratar a amigos
y punteros, ¿No sería más prudente atender la situación de los que ya están en
funciones y sanear el sistema?
Quizás el caso de las acomodadoras del Teatro Municipal, sea
sólo un ejemplo más de los enredados caminos con que la sociedad argentina
incorpora a los jóvenes al camino del trabajo, viciado de fallas y condiciones
indignas que aumentan el escepticismo de los que deben aceptar lo poco que se le ofrece antes
que nada. No es lo ideal para ingresar a ser parte de la población activa, pero
por sobre todo no es justo, y desde las
órbitas oficiales nos deberían dar ejemplo de cómo actuar.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
POR FIN ALGUIEN QUE NOS ENTIENDE. MUCHAS GRACIAS. LAS EX ACOMODADORAS DEL TEATRO MUNICIPAL.-
ResponderEliminarNo tienen nada que agradecer, por que sólo estamos reflejando una situación por la cual están afectadas y perjudicadas, cómo tantos trabajadores...Les deseamos que puedan encontrar una solución justa
ResponderEliminaresta muy bien la nota,y es verdad que el municipio tiene muchas personas prestando servicios,en negro.por esa razon nos propucieron cooperativisarnos,y eramos 0cho,esas tres señoras no asectaron.hoy somos un nuevo grupo de 8 personas que seguimos prestando el servicio de acomodadoras del teatro,gracias al señor intendente juan jure ,al subsecretario de cultura,juan pablo casari,al secretario matias zamanillo y a todo el del personal de salas,como el teatro y c.c.viejo mercado gracias por todo su contencion y apoyo y a ciudadano autoconvocados.acomodadora nelly novillo
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