El ámbito futbolístico nacional e internacional está conmovido
por la situación en que se encuentra el equipo “millonario”. El otrora poderoso
River Plate que compitiera por los más encumbrados títulos está sumido en la
pendiente a la que lo condenaron sus malas actuaciones de los últimos años, y
hoy bordea con muchas incertidumbres la cornisa del descenso de categoría. Jugar
en la B es una afrenta que los más pesimistas ni siquiera imaginaban en hace
apenas unos campeonatos.
La situación de River es quizás analógica en muchos puntos
con la realidad nacional, pinta un poco este cambalache de país que entre todos
supimos conseguir. Varios factores confluyen para llegar a esta situación del
club: las disputas internas y conducciones fuertemente cuestionadas, a la luz
que trasciende por los comentarios periodísticos hay dirigentes poco
democráticos en el diseño de las
políticas a aplicar y demasiado soberbios a la hora de la decisiones. Los
números del club deben registrar cifras muy grandes para el común de las
economías y si bien son los determinantes de las decisiones a adoptar, son zonas
de turbulencia que la parcialidad ignora.
Ante las crisis económicas se sale vendiendo jugadores y
desmantelando planteles, soñando con “inflar” el precio de algún jovencito que
ayude a pasar el cimbronazo del momento. Y así se fomenta en los pibes el
anhelo de jugar en el fútbol europeo, meta final de toda estrella que anhele el
podio. La camiseta…en fin, se lleva en el corazón pero en el bolsillo cuentan
los euros, eso de la camiseta…que antigüedad!!! Y así incentivados por la prensa,
los representantes, la ambición y el medio parten los chicos a Europa, y el
futbol local queda buscando reemplazantes entre los muchos pobres y no tan
pobres que ven en esa vidriera una posibilidad de salvación económica, fama y
amores.
La farándula hace su aporte colocando a las figuras del
fútbol, entre otras entre los bocaditos para las “botineras” y el marketing, y
así el círculo se completa.
Entonces luego, entre las conductas no muy claras de la
dirigencia, las economías en crisis de los clubes, la carrera deportiva de los
futbolistas que pugnan por coronarse en el Viejo Mundo, se logra un coctel como
el que están consumiendo los simpatizantes del club de River por estos
momentos. La desazón, la angustia y el pesar de los jugadores que afrontan el
compromiso de salvar el prestigio de la institución del bochorno del descenso en este momento tienen razones que hay que
atender y que hacen a este modelo de país, en el que la gloria está a la vuelta
de la esquina de la caída vergonzante. Este momento de River, tendría que servirnos
para meditar un poco cómo vivimos y no
sólo en lo deportivo.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
TE AMO RIVERRRRRRRRRRRRR
ResponderEliminaraguante river plate paapaa.vos sos mii vida lo q ms quiero.yo por river doy asta lo q no tengo.
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