Tal es el título del libro
del periodista Darío Aranda, y sus reflexiones están contenidas en el reportaje
que le invitamos a ver y leer. Es sumamente interesante conocer su posición que
describe a través de la experiencia de buscar las raíces de la conflictividad
de estas culturas que defienden su modo de vida, frente a lo que considera un modelo
extractivo y la persistencia de una falta de respeto hacia los Derechos Humanos
de estos pueblos. El relato es vigoroso, sensato y con ejemplos fácilmente comprobables,
por lo que es esta una buena oportunidad de conocer que piensa un
joven periodista, que se abocó a desentrañar una situación tan dolorosa como
conmovedora.
Dario
Aranda: Los pueblos indígenas no tuvieron un Nunca Más
Por Esteban Stanich / Primera Fuente
“Más
allá de la discriminación de clases, los pueblos indígenas no tuvieron un Nunca
Más y mientras esto siga así su genocidio continuará repitiéndose”. Para el
periodista Darío Aranda la situación de las comunidades originarias del país
lejos está de haber superado su aniquilación paulatina. Es que más allá de las
circunstancias históricas que implicaron matanzas propugnadas por el propio
Estado hoy el genocidio hacia los indígenas “ya no se realiza a través de las
armas sino mediante el ocultamiento, el silencio, sacándolos de su forma de
vida”.
La
frase del juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Zaffaroni,
citada por Aranda, sirve para adentrarse en la, hasta ahora, inquebrantable
realidad en la que se hallan inmersos los pueblos autóctonos.
Colaborador
del diario Página 12 y ex estudiante de la Universidad Nacional de Lomas de
Zamora (Buenos Aires), Aranda relata en su libro la forma en la que las
prácticas de avasallamiento contra los pueblos originarios persisten en el país
y su relación con el modelo económico extractivo imperante.
“Está
claro que hubo un genocidio en la última dictadura militar que tuvo su Nunca
Más. Esto se refleja día a día con las condenas a los represores, las
indemnizaciones, los escraches públicos. Sin embargo, nunca algún gobierno ni
siquiera esbozó sobre la situación de los pueblos originarios. Como un símbolo,
Roca sigue desafiante en la plaza de Bariloche en pleno territorio mapuche.
Imaginemos que pasaría si hubiera una estatua de Videla en Plaza de Mayo”,
agregó.
“El
Estado nacional se conformó sobre la base un genocidio como lo fue la Campaña
del Desierto en el sur del país, la Campaña de Cuyo y la Campaña del Norte en
Chaco, estas últimas muy silenciadas. Luego, en 1924, se produjo la matanza de
Napalpí y 200 indígenas fueron asesinados por resistirse a ser explotados. En
2007, los principales medios del país pusieron en tapa la realidad de estas
comunidades cuando 15 personas murieron por desnutrición en Chaco. Hablaron de
la pobreza, de la desnutrición y la miseria pero jamás cuestionaron el modelo
productivo que avanzó sobre ellos y los marginó. Esta es la continuidad
histórica del proceso genocida”, explicó Aranda quien ayer presentó en la
facultad de Psicología de la UNT su libro “Argentina originaria: genocidios,
saqueos y resistencia" en el marco de un encuentro organizado por la
organización Observatorio Ambiental Tucumán.
El
modelo extractivo y la resistencia
Darío
no duda a la hora de buscar la razón por la cual la situación de las
comunidades indígenas mutó de formas manteniendo inalterable su nivel de
sometimiento: “el problema de fondo es el modelo agropecuario”.
“Este
modelo extractivo que fomenta las explotaciones mineras a cielo abierto y la
sojización avanza sobre ellos. La conflictividad hoy se da por mantener una
forma de vida ancestral. Hoy en el 56 por ciento de las hectáreas cultivables
hay soja. Esto implica más avance sobre territorios ocupados por campesinos e
indígenas. Se usan 190 millones de toneladas de glifosato que es muy dañino
para la salud. A esto se le suma el desmonte para el avance de los cultivos”,
reveló.
Para
Aranda, hay una contradicción inadmisible por parte del Gobierno nacional que
impulsó muchas mejoras sociales pero, a la vez, “debería replantear su mirada
con respecto a este modelo que sostiene”. De lo contrario habrá momentos de
máxima conflictividad y de confrontación. Es que este modelo actual no sólo
desaloja y contamina, también mata”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios publicados son de responsabilidad exclusiva de quien los envíe. No siempre refleja nuestra opinión.