En el día de los estudiantes, dedicamos esta nota para
aquellos que lo son y para los que transitamos las aulas hace ya décadas.
Entonces pueda ser que leyendo esta historia que nos brindó en su libro
Matemática... ¿Estás ahí? Adrián Paenza pueda ser que además de alegrarnos con la llegada de la primavera, reflexionemos que
el camino de las realizaciones personales en la vida se hace con talento,
voluntad y… posibilidades.
Y así comprendamos que como seres pertenecientes a este
medio en este momento, es nuestro deber tratar de hacer algo para que las
posibilidades se den más equitativamente a nuestros niños y jóvenes, como único
camino para lograr una sociedad mejor. Entonces debemos continuar luchando
infatigablemente para que todo niño que nace con su potencial genético encuentre
un ambiente favorable con estímulos familiares y sociales generados por el
afecto y los recursos económicos puestos al servicio de la educación, para que llegado el momento pueda devolverle a la sociedad todo lo
que recibió.
¡FELIZ DIA DEL
ESTUDIANTE! ¡ FELIZ PRIMAVERA!
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
Fleming y Churchill
Su nombre era Fleming, un granjero escocés pobre. Un día
mientras intentaba ganar el pan para su familia, oyó un lamento pidiendo ayuda
que provenía de un pantano cercano.
Dejó caer sus herramientas y corrió hacia el lugar. Allí
encontró, hundido hasta la cintura, dentro del estiércol húmedo y negro del
pantano, a un muchacho aterrorizado, gritando y esforzándose para liberarse. El
granjero Fleming salvó al muchacho de lo que podría haber sido una agonía lenta
y espantosa.
Al día siguiente llegó a la granja un carruaje muy ostentoso
que traía a un noble elegantemente vestido, que bajó y se presentó como el
padre del muchacho salvado por el granjero Fleming.
-
Quiero recompensarlo- dijo el noble- Usted salvó
la vida de mi hijo.
-
No, yo no puedo aceptar un pago por lo que hice.
Era mi deber- contestó el granjero escocés.
En ese momento, el hijo del granjero se acercó a la puerta
de la cabaña.
-
¿Ese que asoma ahí es su hijo? Preguntó el
noble.
-
Sí – contestó el granjero orgulloso.
- Le propongo entonces hacer un trato. Permítame
proporcionarle a su hijo el mismo nivel de educación que mi hijo recibe. Si el
muchacho se parece a su padre no dudo que crecerá hasta convertirse en el
hombre del que ambos estaremos orgullosos.
Y el granjero aceptó.
El hijo del granjero Fleming
asistió a las mejores escuelas y luego de un tiempo se graduó en la Escuela
Médica del Saint Mary’s Hospital, en Londres, convirtiéndose en un renombrado
científico conocido en todo el mundo por el descubrimiento que revolucionó el
tratamiento de las infecciones: la penicilina.
Años después, el hijo de ese noble
que fue salvado de la muerte en el pantano enfermó de pulmonía. ¿Qué salvó su
vida esta vez? La penicilina ¡¡¡Por supuesto!!!
¿El nombre del noble? Sir
Randolph Churchill.
¿El nombre del hijo? Sir Winston Churchill.
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