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21 sept 2010

En el día del estudiante


En el día de los estudiantes, dedicamos esta nota para aquellos que lo son y para los que transitamos las aulas hace ya décadas. Entonces pueda ser que leyendo esta historia que nos brindó en su libro Matemática... ¿Estás ahí? Adrián Paenza pueda ser que además de alegrarnos con  la llegada de la primavera, reflexionemos que el camino de las realizaciones personales en la vida se hace con talento, voluntad y… posibilidades. 

Y así comprendamos que como seres pertenecientes a este medio en este momento, es nuestro deber tratar de hacer algo para que las posibilidades se den más equitativamente a nuestros niños y jóvenes, como único camino para lograr una sociedad mejor. Entonces debemos continuar luchando infatigablemente para que todo niño que nace con su potencial genético encuentre un ambiente favorable con estímulos familiares y sociales generados por el afecto y los recursos económicos puestos al servicio de la educación,  para que llegado el momento  pueda devolverle a la sociedad todo lo que recibió.

¡FELIZ DIA DEL ESTUDIANTE! ¡ FELIZ PRIMAVERA!

CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
  
Fleming y Churchill

Su nombre era Fleming, un granjero escocés pobre. Un día mientras intentaba ganar el pan para su familia, oyó un lamento pidiendo ayuda que provenía de un pantano cercano.
Dejó caer sus herramientas y corrió hacia el lugar. Allí encontró, hundido hasta la cintura, dentro del estiércol húmedo y negro del pantano, a un muchacho aterrorizado, gritando y esforzándose para liberarse. El granjero Fleming salvó al muchacho de lo que podría haber sido una agonía lenta y espantosa.

Al día siguiente llegó a la granja un carruaje muy ostentoso que traía a un noble elegantemente vestido, que bajó y se presentó como el padre del muchacho salvado por el granjero Fleming.

-          Quiero recompensarlo- dijo el noble- Usted salvó la vida de mi hijo.

-          No, yo no puedo aceptar un pago por lo que hice. Era mi deber- contestó el granjero escocés.

   En ese momento, el hijo del granjero se acercó a la puerta de la cabaña.

-          ¿Ese que asoma ahí es su hijo? Preguntó el noble.

-          Sí – contestó el granjero orgulloso.

-       Le propongo entonces hacer un trato. Permítame proporcionarle a su hijo el mismo nivel de      educación que mi hijo recibe. Si el muchacho se parece a su padre no dudo que crecerá hasta convertirse en el hombre del que ambos estaremos orgullosos.

Y el granjero aceptó.

El hijo del granjero Fleming asistió a las mejores escuelas y luego de un tiempo se graduó en la Escuela Médica del Saint Mary’s Hospital, en Londres, convirtiéndose en un renombrado científico conocido en todo el mundo por el descubrimiento que revolucionó el tratamiento de las infecciones: la penicilina.

Años después, el hijo de ese noble que fue salvado de la muerte en el pantano enfermó de pulmonía. ¿Qué salvó su vida esta vez? La penicilina ¡¡¡Por supuesto!!!

¿El nombre del noble? Sir Randolph Churchill.

¿El nombre del hijo?    Sir Winston Churchill.

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