Todo va mejor con Coca Cola

La noticia, una de las que se conocieron esta semana de surtidas novedades en la política nacional, no deja de llamar la atención porque crecen los enfrentamientos entre los empresarios y la dirigencia con la propuesta que plantea el proyecto de ley de distribución del 10% de las ganancias  de las empresas entre los trabajadores, en tanto la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a la vez que reprocha al empresariado local que “muchas veces no tienen la grandeza de reconocer los logros económicos”, agradece las palabras elogiosas que partieron de Carlos Salazar titular de Coca Cola en Argentina, quien no escatimó elogios al decir que “Argentina es un ejemplo impresionante de crecimiento económico. Hasta los chinos van a empezar a tener envidida a este país” y destacó “el extraordinario momento de América Latina, en el que se están consolidando las democracias”. Todo esto sucedió en el acto  por la inauguración de una planta de distribución de Coca Cola en el Mercado central de Buenos Aires.

Y realmente  es para pensar, una por las circunstancias políticas que ameritan el análisis de los especialistas respecto a la intrincada red en que se mueven las alianzas y conflictos del mundo de las grandes empresas. Los conocedores se sorprendieron porque Salazar expresó también un “fuerte agradecimiento al líder de la CGT, y del gremio de los camioneros Hugo Moyano, porque supo alinear los intereses de los trabajadores con los de las empresas para trabajar por el desarrollo del país”, cuando las actitudes de bloqueo en las grandes plantas del holding Techint crearon más de un problema y un debate acerca de la metodología de protesta y entre los gremialistas las fuertes críticas  a los métodos del camionero para engrosar su activo de afiliados.

Pero, mirémoslo desde la óptica de los simples ciudadanos. ¿No sería interesante que estos conceptos partieran de otros rubros de la producción?  Porque ciertamente que reconozcan las bondades de un gobierno, desde la multinacional que nos enseña a consumir  gaseosas, en el país donde la producción láctea viene jaqueada y los niños padecen de problemas de alimentación que van desde la desnutrición a la obesidad de la mano de la reconocida marca, es por lo menos paradójico.

La comida chatarra y sus marcas emblemáticas diseminadas por el mundo han cambiado hábitos de alimentación, y no para bien precisamente. Los problemas sanitarios crecientes tiene que ver con esta situación, así mientras la Organización Mundial de la Salud señala por estos días que la obesidad alcanzó el grado de pandemia (no infecciosa)  y  que afecta a todos los países occidentales principalmente y mientras, los expertos para controlarla proponen entre otras cosas más educación, políticas sanitarias estrictas y medidas fiscales que graven los alimentos más dañinos,  desde el Ejecutivo están muy contentos porque los que les reconocen las bondades al modelo son los de una multinacional que nos vende agua con azúcar y otras yerbas, pero eso sí... generan puestos de trabajo con esta nueva planta, demasiado precio paga la salud de los argentinos por ellos.

Sería más interesante que desde un plan global cuidando la salud de nuestra población generáramos hábitos más saludables enseñándoles el valor de beber agua sobre todo a nuestros niños y a consumir más alimentos lácteos. Claro que para eso, tendríamos que tener más provisión de agua potable, elemento del cual carecen demasiados hogares argentinos en este país “modelo de crecimiento” y una accesibilidad al consumo de leche y sus derivados que acercara el producto a las mesas de los argentinos, porque hoy, en este país de las enormes praderas  las amas de casa saben lo mucho que cuesta comprar lácteos para consumir en cantidad adecuada.

Demasiado deben lucrar desde esta multinacional que nos recuerda que “Todo va mejor con Coca Cola” para sentarse en medio de esta disputa del mundo empresario y gremial a poner sus fichas del lado del gobierno y la CGT de Moyano.

CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO