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23 sept 2010

Bibliotecas Populares



Hoy se celebran 140 años de la ley 419 –del 23 de septiembre de 1870–, propiciada por Domingo Faustino Sarmiento, que dio origen a la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares.

Por eso en este día de las Biblioteca  Populares, recordamos con gratitud como lectores y asiduos concurrentes a esos refugios en los que nos brindaron y brindan un espacio para consultar los textos que muchas veces faltaron en nuestros hogares, y saludamos  con  respeto y  reconocimiento a los que silenciosamente, lejos de la turbulencia de la calle se dedican entre los anaqueles a mantener los libros, esos tesoros que no todos valoran en justa  dimensión. 

Conocemos más de un bibliotecario dedicado a mantener vigente la permanencia del espacio que ocupa en el ámbito cultural la biblioteca del barrio o del pueblo., y también a otros que se sirvieron de ese espacio pero no precisamente para engrandecerlo sino para usufructuarlo. 
Nuestro saludo es para   aquellos seres nobles que con muchos sacrificios, pocos recursos y una permanente voluntad para no claudicar, son meritorios custodios de uno de los bienes más preciados de una comunidad, como lo son los libros.

Las bibliotecas populares, dependen de la CONABIP y reciben, las que cobran el subsidio, de seis mil a 12 mil pesos anuales que paga la Nación (según el tipo de biblioteca), que, junto al subsidio provincial, apenas alcanza para sobrevivir, y que  no siempre llegan puntualmente para afrontar los compromisos.

En estos momentos de tanta frivolidad y esparcimiento de tan bajo nivel, y cuando permanentemente la sociedad requiere una recuperación de valores, que no se logrará sino a partir de cambio de hábitos, es necesario  recordar que existen sitios como las bibliotecas que son sostenidas por el tesón de los voluntarios y que son el remanso para comenzar el camino de un verdadero cambio cultural.

Como  espacio de cultura, nos pintan de cuerpo entero como sociedad, dado que el número de bibliotecas populares está en permanente disminución, en momentos en que  las posibilidades de desarrollo con la incorporación de la tecnología,  no debería competir con los libros, sino cooperar para su difusión. Así de las 181 bibliotecas populares de la provincia que hasta hace algunos años formaban parte de la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (Conabip), hoy quedaría sólo la mitad. “Cerraron muchas, tenemos contabilizadas 96”, cuenta Abel Díaz, presidente de la Federación de Bibliotecas Populares de Córdoba. Para él, la baja se dio en especial en los últimos cinco años.

No pocos pudieron hacer su carrera estudiando en los salones de las bibliotecas, adonde además de los libros, encontraron tranquilidad y silencio, ese bien tan escaso en esta ruidosa vida contemporánea.

En nombre de todos los que apreciamos el valor de una biblioteca popular, nuestras felicitaciones a los que no bajan los brazos y siguen soñando que ese tesoro que custodian merece el esfuerzo sostenido para que las nuevas generaciones se acerquen a apreciarlo  y aprovecharlo.

CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO

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