La actualidad política de la ciudad está bastante alterada, con los ánimos crispados por lo que sucede desde hace unos días, cuando entre gallos y medianoche, vecinos de barrio Alberdi, se posicionaron en una amplia franja de terrenos baldíos dispuestos a tomar posesión de los mismos.
Apremiados por
su necesidad, y según los comentarios oficialistas alentados por punteros
políticos, ocuparon terrenos que se presuponen fiscales o por lo
menos eso es lo que argumentaron en sus declaraciones a los medios.
Las
consecuencias del accionar, comenzaron departe de la intendencia, por la
búsqueda de responsables entre los dirigentes de la ciudad y la toma de medidas
tendientes a evitar que tal acción se propague a otras zonas como el loteo de
calle Castelli.
El
Justicialismo, que aparecía como el
principal protagonista de la instigación de acuerdo a los trascendidos, fue a
la Justicia a ponerse a disposición del fiscal para aclarar su situación, que
de acuerdo a lo que expresara el jefe de la bancada de concejales Víctor Núñez y el Dr. Abraham, lo perjudican y
mucho al partido.
Las sospechas
deberán fundarse en pruebas que
determinen quién movilizó a la gente, si es que así fue. Esa es la lectura
obligada del caso, pero hay además una realidad que se evidencia por más que
del tema no se hable y son las muchas y apremiantes necesidades de un tercio de
la población que vive en la pobreza e indigencia. Para solucionar estos déficits
no bastan las ayudas sociales que se destinan desde distintas reparticiones de
orden municipal o provincial. Ni tampoco los subsidios que dispuso la Nación,
que alivian pero no alcanzan sino sólo para superar el día a día.
Las fuentes de
trabajo genuino, que le permita dignificar la vida a los que menos tienen, son una
lejana utopía en su realidad y en la de las generaciones futuras que nacen y se
desarrollan con demasiadas carencias como para que puedan en algún futuro incorporarse a la vida social
útil y esperanzadora, o sea convertirse en verdaderos ciudadanos.
En ese contexto
de pobreza y necesidades básicas insatisfechas, el sueño de tener una vivienda
está totalmente alejado de las posibilidades reales de muchos ciudadanos no sólo de Río Cuarto sino del país. Y así mientras
pasa el tiempo el tener un techo digno
se convierte para tantos argentinos cada día más en algo irrealizable, mientras
se vive en una precariedad dolorosa. En ese entorno, cualquiera pudo ser el
caudillo que movilizó a la gente hasta los terrenos desocupados para empezar a
soñar con un techo propio. Las necesidades son muchas, así como las diferencias
de calidad de vida en una sociedad que
por un lado hace ostentación de su bienestar ante los ojos sorprendidos de los
que menos tienen y saben que poco van a lograr de los bienes que esta sociedad de consumo les propone como
trampolín a la felicidad.
El tratamiento de la pobreza debe ser una
política de estado, que convoque a la dirigencia para su solución a fin de
aunar voluntades y planificar su abordaje ejecutando un esquema y no dando
pasos según las prioridades coyunturales. No sólo es un tema privativo de la Iglesia que
recurrentemente insiste con el mismo, por lo que llama la atención que en la toma de
los terrenos se presenten dirigentes de la Democracia Cristiana avalando la
conducta de los vecinos.
Leemos que : “Las políticas
aplicadas en América Latina por los poderes públicos para solucionar el
problema de las villas y asentamientos
precarios son generalmente de tres tipos: la erradicación, característica
de los gobiernos de facto, que no aporta ningún tipo de solución o alternativa
a los ocupantes; la relocalización y la consolidación que, en cambio, implican
cierta negociación o consenso con la población del asentamiento y son las que
se han venido aplicando últimamente con la recuperación de gobiernos
democráticos(1).”
A la erradicación la vimos durante el Proceso en su
mayor expresión, también recientemente observamos la relocalización como
alternativa más frecuente ante el avance de las obras públicas. La
relocalización con la población aledaña al nuevo puente colgante, dejó sus
secuelas al no ser de toda la población ribereña a la obra la beneficiada. En
esta instancia de esta situación planteada en el bario Alberdi la solución deberá definirse con un acuerdo entre partes
dado que si es poco posible que se
consolide un asentamiento, alternativa que desde el municipio se niega desde
que ni siquiera está esclarecida la pertenencia de los terrenos, es poco probable que los que estuvieron
dispuestos a ocupar la zona se vuelvan sin una propuesta alternativa.
En definitiva esta usurpación es otro llamado de atención a
la clase dirigente y no sólo local para
que desde el poder se planifiquen y ejecuten las políticas sociales y no sólo se piense que con
el paliativo de los planes de ayuda fundamentalmente “arrrimavotos”, se puede
lograr solucionar los graves problemas que padecen tantos compatriotas que viven en
la pobreza.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
(1) Revista
Geo Notas. Oct. 2000 El proceso de legalización
de la tierra de un asentamiento ilegal, históricamente consolidado: Barrio San
Martín , Mendoza. Argentina. Alejandro Sáenz. Dr. en Geografía. (Univ Autónoma de Barcelona)
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