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9 jun 2010

Esperando el Mundial (Capítulo II)

Gran papelón: devolvieron a los barra brava


Por Susana Dillon


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El país sudafricano, sede del mundial de futbol, una nación joven que hasta hace poco tiempo se debatía en el "appartheid", eso de tener una parte de la población con derechos restringidos y la otra, la de los blancos y ojiazules, todos los derechos, ha tomado medidas drásticas contra los indeseables que les mandamos para que alienten a nuestros "mejores del mundo" que les remitimos en un paquete sorpresa: junto a nuestros semidioses a nivel internacional, la lacra de las canchas.
Desde diversos y autorizados medios, desde la ensordinada voz del pueblo se advirtió, que tal valor agregado nos iba a traer el repudio de los verdaderos deportistas, de aquellos que siguen creyendo en esto tan utópico  de mente sana en cuerpo sano y sin embargo aparecieron de golpe un verdadero grupo de choque representados por los más contundentes barra brava, una especie de depredadores de las tribunas con abundantes cuentas pendientes con la justicia .
La actuación de estos verdaderos organizadores de las trifulcas de tablón han dado pruebas de su comportamiento antisocial, fuera de normas civilizadas , causantes de muertes, persecuciones, y ataques sangrientos que ya han superado los límites del continente. Estas negras famas son conocidas en donde pisen y actúen para vergüenza del país que sin embargo los premia con pasajes y estadías, porque nadie se traga que se sostienen con rifas, porque en cuatro años se habrían promocionado. Y en esto el deporte no tiene nada que ver.
Son fieras desatadas que tienen que probar su eficiencia para luego actuar donde los manden a disuadir a los que demandan los verdaderos derechos de los ciudadanos honestos pero de distinta ideología.
En el exterior, tales fuerzas de choque, resabio de otros tiempos fascistas , ya han actuado y dejado el rastro, pero ahora los responsables ponen su permanente cara de cemento. Ahí nomás el Sr. Grondona, escurre  el cuerpo a las arremetidas del periodismo.
Hemos quedado como los prepotentes de siempre, que no es la población en general, pero que quienes los sostienen y apañan quedan en la trastienda, no se hacen cargo y menos ahora en que el futbol será cosa del gobierno, lástima, el desprestigio también les cabe.
Resulta que ya somos varios los que señalamos errores garrafales, que no hacen otra cosa que demostrarles que es conducta de necios el no admitir errores, luciendo con matones a sueldo y privilegios al mismo nivel que nuestros deportistas y esto ya es conducta de mafiosos.
Lo único que nos faltó para completar el cuadro de nuestra decadencia fue que las hubieran llevado también a las botineras. ¿como se lo olvidaron?


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