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2 abr 2010
28º aniversario de la Guerra de Malvinas
Gustavo Pirich ex combatiente de Malvinas es el autor de "Hojas de Ruta" (De la guerra en las islas a la guerra en el continente), al respecto de la obra dice en su blog que está destinado a la difusión del libro sin censura alguna a fin de provocar el debate imprescindible para entender qué fue la Guerra de Malvinas y el posterior regreso de los ex-soldados al continente. Hemos seleccionado el Prólogo de Osvaldo Bayer, para que hoy 2 de abril rememoremos ese hito doloroso de nuestra historia reciente y colaboremos en lo que el autor del libro pretende: la difusión del mismo para el debate.
MALVINAS: LA VERDAD QUE DUELE
Prólogo por Osvaldo Bayer
Que un soldado se atreva a decir la verdad de algo tan puesto en el “altar de la Patria” como la denominada guerra de Malvinas, la “verdadera” verdad que es la absoluta verdad, demuestra tener coraje civil. Sí, porque este libro lo ha escrito Gustavo Pirich ya de civil o “veterano” como le llama la voz oficial militar a los que le tocó ir a una guerra para la cual no habían sido preparados.
Gustavo Pirich nos vuelca aquí sus experiencias, con nombre y apellido. Por ejemplo estas cifras rotundas, al empezar: en Malvinas la mortalidad fue, de cada 1000 soldados, 151 caídos para siempre. En la segunda guerra mundial fue de 52; 43; en las guerras de Corea y, en Vietnam, 18. Claro, hay que preguntarse el porqué. Y el autor lo va a ir detallando. En un idioma preciso, profundo, nos va abriendo las puertas a la tragedia, a la injusticia, a la irracionalidad. Pero no paran ahí las cifras del horror. Hasta ahora, ya se han suicidado desde que terminó la guerra de Malvinas más de trescientos ex soldados. Aquí el autor se pregunta con sabiduría: “¿terminó?”. No, no terminó Hay que discutir todo. Y por eso Pirich presenta este libro para que los argentinos nos informemos de lo que fue, en resumen, lo que se llamó pomposamente “reconquista de Malvinas”. Un principio justo –ya que las Malvinas deben ser en realidad, argentinas- usado por los militares de la desaparición de personas para tratar de salvar el “nombre” ante tanta ignominia causada por su dictadura. Los ex soldados quedaron destrozados anímicamente: la muerte de los compañeros, el mal trato de los superiores para con ellos, el olvido total al regreso.
¿Para qué se hizo esa guerra? Lo acabamos de decir, nada más ni nada menos que para salvarse los militares que habían cometido el más horrible de los crímenes de lesa humanidad: campos de concentración, torturas, “desaparición”, arrojar las víctimas vivas al mar desde aviones, robo de niños, robo de las pertenencias de los perseguidos, etc.. Etcétera.
Comienza el autor su libro con la descripción de “la absoluta soledad” en que se encontraron los soldados al regresar después de la derrota. Y hay un párrafo fundamental que me gusta subrayar: al regreso “no hubo Estado para nosotros. Ni políticos en general. Pero sí traidores en las propias filas que cumplían y cumplen un doble rol: mientras ocupan sillones para ´representarnos`, se llenan de plata y manejan abultados presupuestos, y que también sirven a los intereses de los gobernantes de turno”.
Tal cual. Bastaba escuchar audiciones dedicados a las “Héroes de Malvinas” en conocidas radios que defendían sutilmente a la dictadura caída y los intereses que la apoyaron. Los soldados no fueron héroes de Malvinas sino verdaderas “víctimas de Malvinas”. Esa guerra puede considerarse una vergüenza nacional. Se tomó una justa reivindicación como excusa para esos militares en el poder aparecer como salvadores de la Patria. Lo hemos repetido muchas veces: a las islas Malvinas, argentinas desde siempre hay que reconquistarlas mediante acciones pacíficas y repitiendo ante los organismos internacionales la injusticia que comete Gran Bretaña desde siempre: el haberse apoderado esas islas por la fuerza.
Y este otro párrafo del libro de Pirich quiero remarcar: “La dictadura nos trajo de noche –de vuelta al país- y en silencio, la democracia permitió que la sociedad viera nuestras miserias, pero ambas impidieron que nos expresáramos para poder construir entre todos la verdadera historia de Malvinas”.
La verdadera historia de Malvinas. Esa verdadera historia –desde los estrados militares- la escribió el general Rattenbach, en su informe, con un valiente proceder al enumerar los errores gravísimos, la falta de preparación y la falta de coraje en todo momento de los oficiales del ejército. Por supuesto, con muy pocas excepciones. Pues bien, ese informe que debería estudiarse en nuestros colegios secundarios y universidades tendría que completarse con la lectura de este libro: las vicisitudes y experiencias del soldado Gustavo Pirich y sus compañeros. Y también el film de Tristán Bauer y Edgardo Esteban “Iluminados por el fuego” de prólogo al estudio profundo de esta guerra de la que debemos avergonzarnos los argentinos por la actuación de los que ordenaron y fueron actores protagonistas de la derrota total.
El autor pone el pecho y desenreda el ovillo de la infamia y la cobardía a que fueron sometidos esos jóvenes que fueron usados y aprovechados de su diáfana fe de que iban a defender a la Patria. Se los usó. Nos imaginamos la tremenda tristeza cuando estos, sí, veteranos de la vida, recuerdan a sus compañeros muertos.
Pero la cobardía llegó a tal extremo que, como dice textualmente el autor, “ nos sugirieron además, que una vez vueltos a insertar en la vida civil debíamos olvidar del pasado, y por sobre todo no hablar, no contar lo que en realidad sucedió en esos 74 días.”, y agrega “...en nuestro caso fueron más allá y nos hicieron firmar incluso un acta comprometiéndonos a no revelar lo que habíamos visto”.
Nos imaginamos cómo se deben haber sentido manoseados, denigrados los soldados que volvían derrotados, no tanto por las armas de los imperialistas de Thatcher sino por sus superiores uniformados y civiles aliados de estos.. Y no tiene temor en escribirlo. Así lo dice Pirich: “Es que tanto en el genocidio, como en la guerra de Malvinas, para militares y civiles que los protagonizaron, el peor enemigo es la memoria de los sobrevivientes”:
Pirich no tiene ningún temor y publica los nombres de los jefes y oficiales que abandonaron a sus soldados en pleno campo de batalla. Uno de ellos, explica, hoy tiene el grado de coronel.
Por ejemplo detalla en la pequeñez en que caían los superiores al quitarles a los soldados las mejores partes de sus comidas. Y los castigos que recibieron como soldados por tratar de lograr algún alimento.
Si, están registradas todas las pequeñeces del más indecente egoísmo de oficiales y suboficiales con nombre y apellido.
Luego, el autor entra en el período de la democracia y describe el proceso de “desmalvinización”. Y dice: “el gobierno radical no inició el proceso de “desmalvinización, ya que este comenzó con la dictadura. Pero lo profundizó y lo continuaron el resto de las gestiones que la sucedieron. El abandono de persona como politica de Estado funcionó a la perfección”. Y pasa a detallar todo el proceso político y legislativo, burocrático, por excelencia.
Varios capítulos nos muestran cómo la política trato de utilizar, los utilizó, a los ex soldados de Malvinas. Tal vez lo que les dijo Bauzá, ministro de Menem lo sintetiza todo: “El presidente Menem no los va a poder atender, está preparando la visita de Bush”. Esta respuesta lo dice todo
Pero muchos no abandonaron la lucha y lo dice un cántico que suelen entonar: Volveremos , a Malvinas... De la mano de América latina. Sin guerras, con la paz en la mano y la verdad en la palabra. Este libro me dio la razón un cuarto de siglo después cuando, en el exilio, viajé de ciudad en ciudad para iniciar una campaña de detener la guerra, pararla y comenzar la discusión de quién tenía razón. Para salvar la vida de tantos muchachos que apenas salidos a la vida fueron alejados para siempre de ella por las balas y el fuego de la sinrazón. Leamos este libro y aprenderemos mucho.
Osvaldo Bayer
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