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14 abr 2010

Caso Alberto Pinto




Se inició el 12 del cte. mes de abril el juicio a catorce agentes penitenciarios que se desempeñaban en la Unidad Regional Nº 9 de La Plata durante los oscuros años del Proceso, y comienza así el primer juicio que se da por delitos de lesa humanidad contra personal penitenciario. De estos funcionarios tres  son médicos,  y las acusaciones comprenden 5 homicidios, torturas y privaciones ilegítimas de la libertad, encabeza la lista Abel Dupuy ex director de dicha Unidad Penitenciaria.


Entre los casos que esperan Justicia por tormentos seguidos de  muerte, se encuentra el de Alberto Pinto,  secuestrado en nuestra ciudad. El 5 de marzo de 1979 en el Hospital San Juan de Dios de La Plata moría Alberto Pinto. Al hospital fue derivado desde la Unidad Penal Nº 9 de esa ciudad  bonaerense, donde estaba detenido.  Fue secuestrado en Río Cuarto, en mayo de 1977,  y puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional en julio de ese año. Luego lo trasladaron al  penal de Córdoba, adonde llegó en mayo de 1978, para pasar finalmente en octubre de ese mismo año  a La Plata cuando la Unidad Penitenciaria Nº 9 estaba a cargo de Abel Dupuy.


Cuando por estos días estamos viviendo en Río Cuarto los conflictos que se generaron a partir de trascender las condiciones de vida de la cárcel local, es sumamente aleccionador conocer el testimonio que brinda David Andenmatten, compañero de Alberto Pinto, sobre las circunstancias vividas en el penal de La Plata para poder empezar a entender que hay rasgos de conductas que se mantienen en el tiempo con respecto al trato a los internos, constituyendo un eslabón más de  la pesada herencia que dejó el Proceso.

Del testimonio de su compañero de militancia,  el  sobreviviente David Andenmatten, rescatamos algunos párrafos centrales del relato brindado a la prensa, referente a su amigo Alberto:


“Era brillante intelectualmente, muy afable. Como conocía mucho de historia nos daba clases de Historia Argentina”.

“Alberto tenía una epilepsia crónica, a tal punto que no podía caminar correctamente, no podía coordinar bien”. Tenía convulsiones muy frecuentes y los guardias no le traían la medicación a tiempo.
 “Su enfermedad era incompatible con el régimen de detención que teníamos”
 “Pidió auxilio pero fue golpeado e insultado, e incluso lo ataron al fuselaje del avión y lo amenazaron con tirarlo del avión”. Esto corresponde al traslado a la Unidad Penal Nº 9 de La Plata que se hizo en un avión Hércules, entre los detenidos estaban Andenmatten y Pinto, quien sufrió una crisis de epilepsia durante el vuelo.
  El relato de Andenmatten acerca de las condiciones de detención refiere:
“La cárcel de La Plata para mí fue mucho más sutil y brutal que la cárcel de Córdoba. La política de Dupuy era de acoso, maltrato y humillación permanente. Una política sistemática de destrucción de los detenidos. Cualquier gesto significaba una posible sanción. Ahí aprendimos a tener cara de nada, de zombis. Cualquier excusa era buena para ir a parar a los “chanchos” de castigo. Los “chanchos” eran los calabozos de aislamiento que se utilizaban para “sancionar”  a los prisioneros. Fue en uno de esos calabozos de aislamiento en que Pinto recibió las torturas y golpes que le produjeron la muerte unos meses después.

“Alberto no tuvo tiempo de comprender este nuevo sistema. El 14 o 15 de noviembre fue castigado y enviado a los calabozos. Pinto estuvo allí durante cuatro días, en los que fue permanentemente golpeado, señala el testigo que los guardia cárceles tenían un “ensañamiento hacia la persona enferma, débil” y que en particular los torturadores castigaban a Alberto por su condición de judío.

“Todos los días iba un médico para controlarlo y decir si estaba apto para seguir en los calabozos, y siempre fue autorizado. “Los médicos siempre han sido cómplices”

Después de cuatro días de estar en los “chanchos”, Pinto fue sacado inconsciente por un guardia que lo llevó arrastrándolo por los pies. Fue trasladado a la Enfermería del Penal en donde lo vio Héctor Ortiz otro detenido que estaba internado allí a raíz de una golpiza. Le relató a Andenmatten que “lo vio llegar a Alberto lleno de golpes y moretones, aterrorizado, no podía hablar, balbuceaba”. Pinto fue llevado entonces al Hospital San Juan de Dios, en La Plata, en donde estuvo internado durante tres meses. El relato de su hermano para con el testigo señala “dice que nunca pudo hablar con él, porque no podía ni hablar. Tenía una guardia armada como un peligroso delincuente, cuando en realidad estaba agonizando. Tenía crisis de pánico al ver gente uniformada, entre ellos Dupuy que visitó el Hospital, habían logrado aterrorizarlo”.

De este estremecedor relato y su semejanza con la actualidad, saque Ud. sus propias conclusiones.


CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO

Fuente: Puntal 12 .04.10

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