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6 ago 2009

Parece que en El Chaco (II)

Hace un año que hacíamos referencia a la dura realidad de nuestros compatriotas chaqueños, que pedían respuesta y demandaban por sus imperiosas necesidades. Luego, vino el día de San Cayetano, y el recurso de la fe congregó a los que esperan que esa invocación les provea lo que no llega desde los gobiernos de ayer y de hoy. Luego, pasaron muchas cosas desde la ayuda solidaria desde el Ministerio de Acción Social de la Nación que llevaron algo, pero no vieron en sus vuelos, en los que también participaba la por entonces ministra de Salud Graciela Ocaña, la amenaza grave del dengue. Ese mosquito temido y entrometido que desencadenó uno de los problemas sanitarios serios del país, se paseó debajo de las narices de tanto viajero y funcionario, hasta que con su acción y transmitiendo el temido virus desnudo para Argentina y el mundo una de las más crudas realidades sociales donde a los factores del medio ambiente se suma las humillantes condiciones en que la pobreza hace que vivan demasiadas personas. El manejo del problema sanitario fue un instructivo de lo que no debe hacerse, y un preanuncio de las dificultades que generan estas situaciones en manos de funcionarios incapacitados para los cargos a desempeñar, sumado al manejo político que pretende tapar con un dedo la luz del sol, ocultando datos, falseando y mintiendo, y así nos va..

Sin embargo la entonces Ministra de Salud chaqueña Sandra Mendoza, esposa del gobernador Capitanich que dejó el cargo cuando la situación fue realmente insostenible, resultó premiada con la inclusión en la lista de candidatos a legisladores de la provincia y así aún con este pesado lastre, pasa a engrosar el núcleo de la Cámara de Diputados, adonde ya tenemos demasiados ejemplos de incapacidad e inoperancia. Realmente es el país donde el que no sabe manda, total tenemos listas sábanas y ganaron la elecciones las huestes del gobernador.

Pero el pueblo de El Chaco sigue reclamando, y entonces en estos días, una marcha de diversas organizaciones sociales anduvo los caminos de la provincia para culminar acampando en la plaza central de Resistencia, esperando ser recibida por el gobernador Capitanich, pero el funcionario no aparece y los manifestantes no quieren hablar con una comisión delegada a tal efecto.

Así se unieron en el reclamo entre otros, la Comisión Zonal de Tierras, la Asoc. Cacique Taigoyi, la Corriente Clasista y Combativa,, la Federación Agraria Argentina, el Foro por la Tierra del Chaco, la Federación Universitaria del Nordeste, la organización de Pueblos Originarios, y estudiantes de Arquitectura de la UNNE, a la vez que estudiantes de la facultades de Medicina de La Plata y Rosario brindaron asistencia a los caminantes durante la marcha.

Una reunión de voluntades para denunciar una vez más la situación en que viven los municipios del interior, las comunidades aborígenes, y los problemas de los pequeños y medianos productores. Recorrieron 220 km y bajo la consigna “ contra el hambre, por la tierra, techo, trabajo producción y federalismo”, expresaron que “nadie camina más de 200 km para irse contento a su casa con un papel. Queremos respuestas concretas”. Estamos otra vez acampando porque hay un incumplimiento del gobernador Capitanich, que hizo promesas y no cumplió" de acuerdo a lo que sostuvo Mártires López, de la Unión Campesina. Añadió: “Hace un año, cuando se aproximaba la elección nos prometieron que se iban a comprar tractores, semillas para sembrar algodón, la construcción de viviendas, electrificación rural y agua potable, pero hasta ahora no vimos nada de eso”.

En medio de tanta disputa por el irresuelto problema del campo, a los que pregonan la distribución de la riqueza desde los cómodos despachos con abultadas cuentas bancarias, y juegan en este maquiavélico enredo político en el que la realidad se desdibuja con tanto índice mentiroso, hacen muy bien estos postergados de siempre, que como el padre Olmedo en La Quiaca, en expresar ante los gobernantes de turno y los medios del país la postergación y el abandono en que viven vergonzosamente muchos, demasiados de nuestros compatriotas. Si no hay respuestas por lo menos que los argentinos conozcamos esta realidad, lo cual ya no es poco, a lo mejor así tomamos conciencia de cómo se vive en las regiones más desfavorables de la patria.

Que estas expresiones alguna vez sean atendidas por aquellos que deben solucionarlas, así entenderemos por qué debemos sostener un Estado que permite que sus pobladores vivan así, en medio de una geografía privilegiada.

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