Murió Benedetti, el reconocido escritor uruguayo, laureado por los que saben y amado por la gente de las dos orillas por que fue como Gardel, de ambos lados del Río de la Plata en la pertenencia común que tenemos con los uruguayos. Escribir acerca de Benedetti es una osadía que no nos atreveríamos a intentar, no vaya a ser que desde cualquier rincón de la inmortalidad nos esté bichando con su sonrisa eterna y no pueda menos que pensar “¡Qué coraje!” Pero como queremos tenerlo bien presente, con su poesía que nos ayudó tantas veces, lo despedimos con sus versos, tan sentidos, que como siempre nos alientan a retormar el compromiso por la vida:
NO TE SALVES
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre,
no te juzgues sin tiempo
pero sí
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te queds inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
MarioBenedetti
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