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18 abr 2013

Corrupción, un cuento de nunca acabar



Se desencadenó nuevamente un fuerte debate por el tema de la corrupción en el seno del poder. El disparador fue el programa periodístico  conducido por Jorge Lanata que no hizo sino poner sobre el tapete los entretelones del lavado de dinero a partir del relato de uno de sus protagonistas que a partir del hecho se muestra en los medios con relatos tan increíbles como su vertiginoso enriquecimiento.

La sociedad del país que transitó bajo la conducción de Carlos Menem un periodo increíble de corrupción  descarada, y no vio hasta la fecha ningún ladrón de guante blanco entre rejas, excepción hecha de María Julia, tiene sobrados motivos para no aguardar esperamzadoras respuestas de esclarecimiento.

¿No corresponde que la Justicia investigue y si lo que Lanata expuso públicamente no es tal cual se relató se dirima la cuestión, separando la paja del trigo? 

No es precisamente la actitud que apreciamos desde los involucrados y los medios oficialistas  cuando abordan esta situación. La andanada de descalificaciones que se vierten no ayuda a esclarecer el tema para la opinión pública, que necesita actitudes serias a partir de una dirigencia que cada día pierde más credibilidad por estas recurrentes situaciones que a diferencia de los problemas de la farándula, son algo más que chismes sabrosos. Los caminos de la corrupción  son  agujeros negros  por los que se escurren los recursos que el país necesita imperiosamente para mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo, y todo cuanto se haga para cortar estas senda perversas debe ser motivo de análisis profundo.

 El país todo espera que la impunidad no triunfe una vez más y este espinoso tema que el coraje de un periodista sacó a luz sea lo suficientemente esclarecido, por qué si los que gobernaban ayer, están hoy en el poder, reciclados y sin cambio de métodos seguimos sin ver la luz al final del túnel.

 CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo. Gracias por estas enriquecedoras reflexiones. A no bajar los brazos y seguir creyendo que esto puede cambiar. Participemos e informémonos para que nuestro juicio crítico no pueda nunca ser avasallado con dádivas y promesas que nunca se cumplen ¡A no callar!

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