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12 jul 2011

Reencuentro fraterno, otra historia de los años de plomo

El reencuentro de dos hijos de un militante chaqueño desaparecido. Ambos son santafecinos

Mario y Alicia, ambos adoptados, se conocieron en la adolescencia como hermanos de sangre. Su madre biológica, los halló y allí supieron que eran hijos del dirigente sindical perseguido y posteriormente desaparecido, Secundino “Taco” Vallejos.
Alicia Di Rino y Mario Morello son hijos del militante desaparecido de Villa Berthet, Secundino Vallejos.

Mario Morello, de la localidad de Funes, Santa Fe, y su hermana Alicia Di Rino, que reside en la ciudad santafesina de Carcarañá, vivieron en los últimos años la historia que jamás pensaron que los haría noticia: descubrieron que son hijos del militante chaqueño desaparecido durante la última dictadura, Secundino “Taco” Vallejos. Junto a esta novedad vislumbraron a toda una familia que los esperaba: conocieron a su madre biológica, se encontraron con otros cuatro hermanos directos, un medio hermano del primer matrimonio de su padre, cuatro más de una segunda pareja de su mamá, una abuela octogenaria y muchos sobrinos.

Él siempre supo que era hijo adoptivo. No así su hermana Alicia, quien se enteró de ello a los 18 años, por un dato que le dio un pariente. "Antes de saber que éramos hermanos nos cruzábamos en el colectivo porque ella vivía en San Jerónimo Sud y yo estudiaba en la escuela de esa localidad", comentó Mario.

En 2007 la madre de ambos, Elsa Sánchez, dio con ella y en el reencuentro la mujer relató que un día su marido, Secundino Vallejos, por el acecho de los servicios de inteligencia mientras vivían en Villa Berthet (Chaco), la embarcó en un tren "conmigo en brazos y a dos hermanos más de 4 y 5 años los escondió dentro de un baúl de ropa", recordó Alicia.

Viajaron a Carcarañá donde vivía su cuñado que supuestamente les daría albergue. Elsa estaba embarazada de Mario y sin nada. "Pasamos hambre, casi muero por desnutrición, vivíamos en un galpón y me tenía envuelta en una pañoleta sin ropa, sólo tomaba agua con azúcar, por lo que decidió darme en adopción", dijo Alicia.

La mujer no pudo ubicar a los hermanos más grandes y luego nació Mario. Lo anotó con el apellido del cuñado para que cobrara la asignación por hijo y ayudarla, cosa que no hizo. Desesperada, lo entregó a los Morello, a un matrimonio de la localidad de Roldán.

Tras un año de miserias Elsa Sánchez volvió al Chaco pensando que todo había pasado, pero los servicios de inteligencia continuaron persiguiéndola y apenas regresó a la casa de su madre la llevaron a un centro de detención clandestino de Sáenz Peña.

La abuela, junto a sus dos nietos, alcanzó a escapar y se escondieron por dos meses en el monte, mientras los militares torturaban a Elsa en la picana eléctrica. No sabía nada sobre la militancia de su esposo, por lo que no pudo dar información.

La mujer contó a sus hijos que una noche abrieron un portón, le dijeron que corra y que no mire para atrás porque si lo hacía, le iba a pasar lo mismo que a su marido. Caminando, volvió a la casa de su madre.

En 2007, Alicia le contó a Elsa que conocía a su hermano, y lo llamaron por teléfono. "En ese momento estaba distanciado de mi esposa y le dijo que no vivía más ahí", recordó Mario. Pasaron tres años hasta que finalmente madre e hijo se reencontraron. "No me lo voy a olvidar nunca más, me abrazó y volví a experimentar la protección que no había sentido desde hace 15 años, cuando murió mi mamá adoptiva. Cuando se despidió, me dijo, ‘me puedo morir tranquila porque ya te vi’", recordó Mario.

Luego de conocer la historia, Mario y Alicia se dirigieron a la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, donde les dijeron que hacer expedientes y análisis llevaría dos años. Entonces fueron a Capital Federal. El análisis de ADN fue compatible en un 99,9%.

EL REENCUENTRO
Alicia es comerciante, vive en Carcarañá, está en pareja y tiene 4 hijos de entre 16 y 4 meses. Mario, desde hace años está radicado en Funes, casado y con una hija de 11 años. Es periodista y militante del Frente Progresista Solidaridad e Igualdad. "Ahora me explico, lo traía en los genes porque tanto mis padres adoptivos como mi hermano, nunca estuvieron en política", afirmó.

De acuerdo a datos oficiales, el papá de ambos, Secundino Vallejos nació en Villa Berthet e ingresó a la escuela a los 18 años. Con el tiempo pasó a ser dirigente del sindicato rural FATRE en la seccional de su pueblo y militante de la Juventud Peronista. Llegó a relacionarse con otro desaparecido del mismo pueblo, Hugo Vocouber.

El "Taco" Secundino y Vocouber, se separaron al tener que pasar a la clandestinidad debido a la persecución militar. Ambos llevaban de provisión un pan que luego cortaron y repartieron, para seguir caminos separados. A partir de allí no volvieron a encontrarse. La familia mantuvo durante un tiempo comunicaciones esporádicas con "Taco" y se enteraron de su secuestro tiempo después de ocurrido.

Según los datos recavados, en la localidad chaqueña de Pampa del Cielo apareció un patrullero en el momento en que Secundino cazaba chanchos en compañía de su patrón, quien presenció lo que sucedía. No hay certeza de la fecha, pudo ser entre 1979 y 1980. Para la Conadep, Secundino está desaparecido desde 1976. La información coincide con el relato de un familiar que lo vio por última vez en la noche del 13 de junio de 1976.

En 2006, la Cámara de Diputados de la Nación presentó un proyecto para colocar una placa recordatoria en Villa Berthet en conmemoración de la desaparición de ambos dirigentes y la construcción del "Paseo de la Memoria" en la intersección de las Rutas 4 y 6 de dicha localidad, obra que aún está inconclusa.

Fuente y foto de Origen: LaCapital,deRosario
Fuente:ChacoDiaporDia




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