La Copa América fue otro evento que esperábamos para
lograr los laureles perdidos de nuestro deporte popular por excelencia. Y la
derrota, que algunos diarios titularon de “maracanazo” en alusión a aquel negro
año 1950 en Brasil cuando Uruguay derrotó en el estadio emblemático al dueño de
casa, fue una dura respuesta a tanta expectativa cómo país organizador.
El verdugo fue el mismo, y la tristeza se expandió por el corazón
futbolero del país. No bastaron tanto talento argentino, jugadores cotizados
como pocos y la ventaja de contar con el mejor jugador del mundo, que dejó en
las canchas bien demostrada sus habilidades. ¿Dónde está la falla? ¿Por qué se
repite en el deporte ese karma de contar con todo y no tener logros acorde a
las posibilidades?
Un protagonista, en este caso Lugano jugador uruguayo, expresó sobre Uruguay: "Nosotros tenemos una estructura desde hace varios años y eso es
algo muy positivo, nos hace superar escollos complicados". Y ahí hay
una razón para atender: la continuidad de un proceso. En otros rubros será
políticas de estado, o sea ser capaces de generar los programas que permitan
armonizar en el tiempo de madurez, desarrollo con logros reales.
Somos maestros de improvisación, y no por nada nos
caracteriza el “atadito con alambre”, cambiamos conductores entre bambalinas,
somos reacios a la autocrítica, y cargamos de adjetivos a los que deben ser
conducidos por los mayores. En el éxito o el fracaso, endiosamos o
endemoniamos, en el caso del seleccionado de fútbol a los jóvenes que han
triunfado en el mundo y que vienen a jugar al país, para dar una alegría su pueblo. Y estos
pibes son artífices de un plantel pero no responsables totales de un resultado.
Demasiados intereses juegan detrás del campo
deportivo, importan e influyen en las decisiones y en lo que pasa dentro de las
concentraciones, el mundo del fútbol cambió y hoy cuando como dice Galeano: El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y
muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en
uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar
sino para impedir que se juegue. La tecnocracia del deporte profesional ha ido
imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la
alegría, atrofia la fantasía y prohíbe la osadía.
Palabras certeras las de Galeano que desnudan
el núcleo de un complejo escenario deportivo, en el que las alternativas, el
estilo, la capacidad, las condiciones
personales y el trabajo se entreveran para generar un cóctel difícil de analizar para mejores logros y no sólo en el
fútbol.
Pero sigamos con Galeano, cuando sigue con su
análisis: Por suerte todavía aparece en
las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que
sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y
al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza
a la prohibida aventura de la libertad.
Seguimos creyendo en el talento, el esfuerzo
y la magia que serán la base de un equipo que con una sólida conducción nos
permita mejores logros. Y no hablamos de los seleccionados deportivos
solamente, sino que lo anhelamos en todos los ámbitos de la vida nacional, para
que la frustración no nos toque el hombro a cada paso.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
felicitaciones...es la verdad queremos descargar nuestras culpas en el seleccionado usado tambien como cortina para tapar problemas nacionales, por eso le duele tambien esta perdida al gobiernos , la seleccion es un refle jo de loq ue pasa en nuestro país,quisieron usar el futbol para ganr votos , esto es futbol para todos necesitaban una argentina campeon , pero nose gana de prepo comose gobierna, y creyendo cadauno que llega al poder que es elmejor y los otros no sirven.....cuando aprenderemos ,,tenemos oportunidad en las eleccione pero parece qeu no aprenderemos
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