Las bajas temperaturas de esta ola polar inclemente, que se extiende por todo el territorio nacional, nos hacen temblar de frío y ojalá también reflexionar acerca de la realidad de los argentinos. Todos hemos padecido inviernos rigurosos, y los que recordamos el Río Cuarto de nuestra infancia rememoramos la escarcha en las calles que veíamos cuando recorríamos el camino hacia la escuela, en cuyas aulas destempladas no había sino alguna que otra estufa. Los recuerdos de los entonces niños de las zonas rurales son todavía más álgidos y destemplados.
Pero el tiempo pasó y desearíamos que las nuevas
generaciones vivieran en mejores condiciones, porque están dadas las posibilidades que brinda la
tecnología puesta al servicio del confort y mejor calidad de vida.
El receso invernal pasó y el comienzo de clases en pleno
rigor del frío desnuda una vez más una de las tantas falencias de la educación
como es la de contar con una infraestructura en los edificios educativos acorde
al siglo XXI que transitamos y que nos muestra esta vieja cuenta pendiente que
no se saldó con la construcción de escuelas barriales. Además la crisis
energética, siempre oculta bajo la alfombra, hace su aporte para que los
recursos del sector sean escasos en los momentos de mayores demandas y entonces
repiten el cuento de la frazada corta, esa se acuerda que no alcanzaba para
tapar sino la cabeza o los pies. Fíjese si no es así: si se destina gas para el
consumo doméstico se le retacea a la industria o viceversa, y con la electricidad pasa lo mismo.
Cruel invierno que se ensaña con los más desprotegidos del
sistema y que hace que una ecuación sea infalible y es la que determina que a
menores recursos de un sector por cierto más grandes son las necesidades,
así como los riesgos. Entonces los niños
y los ancianos, esas dos franjas especialmente frágiles de una sociedad, padecen
el desamparo que las malas administraciones van dejando de herencia de una
gestión de gobierno a otra cuando le retacean los recursos por ejemplo en educación
y salud, afectando las posibilidades de mejor formación para las nuevas generaciones y de mejor calidad de vida para los ancianos.
El tema de calefacción en las escuelas es un ejemplo, así
como el déficit de atención y posibilidades de internación para los ancianos
que acceden con mucha dificultad al sistema de salud por medio de sus obras
sociales mayoritariamente las conocidos
PAMI o APROSS según sea su calidad de jubilado nacional o provincial.
A toda la población la afecta el encarecimiento de los
alimentos, y ya lo señalamos en reiteradas oportunidades que este costo
creciente hace que las dietas de los sectores populares sea cada día más
deficitaria en calidad. Y en esto de que un jubilado cobra un haber mínimo de alrededor
de 850 pesos, poco queda al repartir los gastos de farmacia y de alimentación
si es que se alcanzan a cubrir. Pensar en caer enfermo más aún en esta época de
tanta demanda de atención, es una posibilidad que aterra a nuestros viejos, porque el gasto extra que genera una enfermedad es insostenible con sus haberes y
basta recorrer las guardias de los servicios asistenciales para encontrar gente
esperando una cama para internación desde horas a días con un deambular
lamentable entre la casa, los servicios de traslados y las instituciones.
Esta es la realidad que descubre la ola polar que no vemos
cuando las condiciones climáticas son más o menos benignas pero que subyace
bajo los rayos de sol de tiempos más cálidos. Realidad que pretenderíamos que
se revirtiera con el trabajo de quienes desde el poder tienen la
responsabilidad de dirigir los destinos del país.
Pero ya nos vamos resignando a las medidas coyunturales que
se dan por estos días que se basan en reforzar las redes de solidaridad, para
que las cosas no pasen a mayores. Y si bien es de destacar el accionar de
tantos anónimos trabajadores que ponen el hombro para paliar la situación de
los más desamparados, la verdadera gesta de gobierno que revierta las
condiciones de pobreza e indigencia y pueda sanear el vergonzoso desequilibrio de una injusta sociedad en la que pocos tienen mucho y muchos se reparten lo poco, es una deuda pendiente que como el
horizonte está cada día más lejano.
Salud y educación, promesas sostenidas en la primera línea
de los discursos electorales demuestran con su estado hoy, el incumplimiento de
las palabras de los funcionarios cuando una atrevida ola de frío traspone su
hábitat natural y arremete hacia nuestro querido territorio continental.
seguimos conm las cortinas de humo para tapar la miseria y la indigencia que en estos días se nota mas que nunca, el matrimonio gay, las escuchas de macri muchasa horas de programas de television y de radio,y nada sobre la cantidad de muertos por el frio , las quemaduras,las asfixias productos de este invierno crudo en la que los gobernantes se pone sobretodos tapaorejas y tapaojos, ninguno hablo de esto o salio a la calle a ver quienes duermen afuera, que prueben un dia en el congreso o en las casas de gobiernos cortar el gas, para que a lo mejor reaccionen, y sepan que el frio no es lindo,salvo amuchos de ellos que le encanta la nieve de bariloche pero bien abrigados.-gracias a las redes sociales y a la solidaridad del pueblo que se contradice con la de muchos gobernante.-
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