Cuando hablar se vuelve riesgoso

La imposición de  que el silencio es salud, nos retrotrae a un viejo y difundido slogan que durante la época del Proceso nos recordaba desde las marquesinas a todos los habitantes la conveniencia de mantener la boca cerrada para conservar los derechos mínimos dadas las circunstancias imperantes. Pero ahora estamos en democracia, y así en 26 años de vigencia del estado de derecho, vemos con preocupación  que se impone desde los círculos de poder una implícita censura, y  tenemos  una cantidad de funcionarios que niegan u omiten las situaciones reales no porque estén convencidos de sus argumentos, sino porque la “mala prensa” no le gusta a los de arriba de cualquier orden que sea. 

Entonces, no hay crisis energética, pero en el verano falta la energía eléctrica y en el invierno escasea el gas. No hay garrafas para la población más carenciada y la situación de los más vulnerables es de extrema dificultad, pero no hay problemas a la vista de acuerdo a las declaraciones de los responsables.

En la órbita de la provincia, si algún osado destapa la olla de la situación de los Hospitales, corre el riesgo de perder su cargo. Un último ejemplo es lo sucedido en Sampacho con la licencia obligatoria que le indicaron convenía tomar al jefe de Policía comisario Daniel Barrionuevo  como consecuencia de haber señalado   su preocupación ante la falta de móviles para realizar las tareas en la comunidad,  al expresar entre otras cosas: “Pero las camionetas no funcionan por estar averiadas y tampoco existe una cooperadora poli­cial que apoye el accionar de los policías”, como lo refiere el matutino local, que contaban con una sola unidad y otras dos estaban averiadas y, por falta de recursos no se podían arre­glar. “Lamentablemente no podemos hablar”, dijo uno de los efectivos, según relata Puntal y es lo mismo que se recoge en las expresiones de otros empleados públicos que mantienen su boca bien cerrada, porque no es cuestión de andar hablando para luego quedarse sin trabajo.

Los ejemplos a nivel local y nacional sobreabundan, generando un clima de autocensura que evidentemente distorsiona la real situación de las  comunidades y por ende del país, y a los más veteranos  nos recuerda épocas menos felices en que como leíamos en las carteleras el silencio es salud y conservar la vida requería cumplir con lo que graciosamente nos recordaban que debíamos hacer.

No pretendemos si no tener bien presente que con estas actitudes la plena vigencia de la democracia es una utopía y estos recurrentes hechos demuestran que en muchos casos desde las esferas del poder se están tomando atajos equivocados para ocultar una realidad que habla por sí misma. 

Cuando las elecciones lleguen  y los atribulados ciudadanos no se dispongan a participar tan fácilmente,  mostrando actitudes de abulia y desinterés esperamos que los que nos gobiernan busquen en las cadenas de errores y mentiras con que nos indigestan todos los días las causas que nos hacen a no pocos argentinos  incrédulos y poco participativos, aunque sepamos que corremos el riesgo de que sigan dirigiendo la batuta los que nos manejan a fuerza de subsidios, prebendas, y cargos repartidos entre amigos del poder, que saben imponer aquello de que  en boca “chiuza” no entran moscas.

CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO