Su testimonio permitió encarcelar al represor Miguel Etchecolatz. Fue visto con vida por última vez el 18 de diciembre de 2006
Jorge Julio López desapareció el 18 de septiembre de 2006, un día antes de que se conociera la sentencia a prisión perpetua por el delito de genocidio contra el ex jefe de investigaciones de la Bonaerense, Miguel Etchecolatz.
Considerado un testigo "clave" para encarcelar al represor, López había relatado ante el Tribunal Oral Federal de La Plata, las torturas y vejaciones que había padecido durante sus tres años en cautiverio entre 1976 y 1979.
"No hay ninguna novedad, no hay mucho para decir que no haya dicho antes", señala Jorge Asuaje, ex militante de la Juventud Peronista (JP) que fundó junto a López la Unidad Básica de Los Hornos, el barrio platense donde el albañil vivió hasta el día de su desaparición.
"Soy consciente de que lamentablemente a esta altura es muy difícil poder avanzar en la investigación porque ha pasado mucho tiempo, no hay ninguna pista concreta y eso dificulta mucho más las cosas", opina Asuaje a seis años de la desaparición de su compañero.
López y Asuaje se conocieron en 1973 cuando se organizaban las primeras reuniones para el armado de la Unidad Básica. Recién en democracia, entrados los años noventa, Asuaje escuchó de boca de López detalles de lo que años después relataría en el juicio por crímenes de lesa humanidad: "Nos encontramos en la había sido mi casa, él había trabajado (como albañil) muchos años con mi suegro", recuerda.
"Lo que más me impactó, aunque sabía que mis compañeros habían sido asesinados, fue saber cuál había sido su final; para mí fue muy tremendo", se lamenta por el destino de Roberto Roda, Alejandro Sánchez, Patricia Dell'Orto y Ambrosio de Marco, con quienes había compartido años de militancia.
El día que desapareció, López salía de su casa en Los Hornos para escuchar los alegatos finales. En su declaración, además de reconocer a Etchecolatz como su torturador, logró identificar a Ramón Camps y Hugo Guallama. El video de su testimonio, de hecho, se usó también en la causa del "Circuito Camps" en octubre del año pasado.
Nilda Eloy, ex detenida-desaparecida en el Pozo de Arana en 1976, aseguró a Perfil.com que "no hay ninguna voluntad de conseguir ningún tipo de avance" en la causa a seis años de la desaparición.
En este sentido, sostuvo, "no es una causa donde haya habido pistas: cada vez que logramos que alguien tome las riendas e investigue ‘algo’ y ese ‘algo’ apunta a la Bonaerense pasa algo, la causa se paraliza".
Para Eloy "es una causa llena de papeles y vacía de contenidos. Hubo una clara voluntad de tergiversar la realidad porque al principio lo que se hizo fue esa campaña de ‘Busquemos a Julio’ como si fuera un abuelo perdido".
Arslanián vs Los sin gorra. Para la abogada querellante, Guadalupe Godoy, en la investigación "sellaron la suerte en el primer tramo, dominado por el accionar de la Policía Bonaerense; por la resistencia a reconocer la desaparición con el desarrollo del juicio", afirmó a Perfil.com.
"Fue una decisión que se tomó en todos los ámbitos: un ministro nacional nos dijo que ‘no había elementos para suponer que no estuviera tomando el té con la tía’", recuerda Godoy palabras del ex ministro de Justicia, Aníbal Fernández, sobre la supuesta inexistencia de elementos para tomar la hipótesis del secuestro.
Godoy, que representa a los organismos de Derechos Humanos platenses en la causa por la desaparición de López, recuerda que “desaparece en medio del conflicto de ‘Los sin gorra’ (un grupo de ex policías bonaerenses exonerados de la fuerza por diversos delitos) con el ex secretario de Seguridad, León Arslanián en un contexto que se conjugan con el inicio del juicio".
Fuente:Perfil
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