Los hechos ocurridos en la madrugada del 27 de
marzo de 2011 frente a las instalaciones de la empresa Agea, que
impidieron la circulación del matutino Clarín, desencadenaron
comentarios de todo el espectro político y periodístico y así mientras
la ministra de Seguridad, Nilda Garré, expresara: "Simplemente
se trata de un conflicto gremial de larga data, que se desarrolla entre la
empresa Agea y sus trabajadores, y al cual gestiones del Ministerio de Trabajo
han intentado encausar desde su origen, gestiones que resultaron infructuosas
hasta la fecha atento la actitud reticente a una solución del conflicto que
caracteriza a la empresa" , otros no opinan lo mismo. Escuchemos que opina Jorge Lanata y leamos lo que comenta la senadora por Córdoba, Norma Morandini.
AUDIO: Opinión de Jorge Lanata
Jorge Lanata - Bloqueo a Clarín
Toda vez que escucho como en nuestro país se banalizan las situaciones que a otras sociedades erizan, recuerdo ese poema de Maiakowski.
Ese “nada”, agregado al final de las frases que ya se convirtió en un lugar comun del lenguaje.
¿No será que buena parte de nuestra sociedad fue cediendo su libertad, por comodidad, por confundir la pelea del gobierno con este diario con una “guerra de intereses”, sin advertir el autoritarismo que subyace en el desprecio a la prensa, un valor constitutivo de la democracia, que nadie pone en duda en el mundo democrático. Autoritario porque se vuelve a tutelar a los lectores como si fueran niños a los que se les debe decir como pensar, a quien leer o a quien creerle, en esa confusión de prensa y propaganda.
Como en el poema de Maiakowski, nada dijimos cuando desde el inicio, el gobierno defendió la “comunicación directa” y canceló las conferencias de prensa, y la pauta oficial se utilizó con criterio de propaganda. Nada dijimos cuando en nombre de combatir los monopolios, se configuró, con el dinero de los argentinos, un monopolio estatal que descalifica personalmente a todos los que manifiesten criticas o ideas que ponen en duda el “relato” oficial.
Nada dijimos cuando surgieron los primeros bloqueos de los camioneros para impedir que los diarios lleguen a su destino, la mesa del café o el hogar de los argentinos. Nada decimos frente a la actual confusion de ministros que “twitean”, sin que cumplan con la obligación de hacer pública sus actos de gobierno.
Nada decimos ante la cancelación de la información en los portales del gobierno y nada decimos frente a la apropiación de los Derechos Humanos, consagrados ampliamente por nuestra Constitución y todos los Tratados Internacionales de Derechos Humanos a los que nuestro país está obligado a cumplir, sin correr el riesgo del llamado de atención de los tribunales internacionales de Derechos Humanos a los que acudimos cuando se trató de los secuestros y las desapariciones. Para que no nos arranquen la voz de la garganta, estamos en la hora de gritar bien fuerte que vemos la libertad amenazada.
Ya no se trata de que aquellos que ya dimos prueba de haber peleado por la libertad del decir, condenemos el bloqueo a Clarín, de lo que se trata es que todos aquellos que hasta hora dijeron NADA, salgan de la comodidad y entiendan que cuando no se aprecia la libertad se termina actuando como esclavo.
*Periodista, escritora, senadora por Córdoba
Publicado por La Voz del Interior 28.03.11
AUDIO: Opinión de Jorge Lanata
Jorge Lanata - Bloqueo a Clarín
Sobre el bloqueo a Clarín, por Norma Morandini
“La primera noche, ellos se acercan y toman una flor de nuestros jardín. No decimos Nada. La segunda noche ya no se esconden, pisan las flores., matan nuestro perro y no decimos nada. Hasta que un día, el más frágil de ellos, entra solo a nuestra casa, nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo, nos arranca la voz de la garganta, y porque no dijimos nada, ya no podemos decir nada”.
Toda vez que escucho como en nuestro país se banalizan las situaciones que a otras sociedades erizan, recuerdo ese poema de Maiakowski.
Ese “nada”, agregado al final de las frases que ya se convirtió en un lugar comun del lenguaje.
¿No será que buena parte de nuestra sociedad fue cediendo su libertad, por comodidad, por confundir la pelea del gobierno con este diario con una “guerra de intereses”, sin advertir el autoritarismo que subyace en el desprecio a la prensa, un valor constitutivo de la democracia, que nadie pone en duda en el mundo democrático. Autoritario porque se vuelve a tutelar a los lectores como si fueran niños a los que se les debe decir como pensar, a quien leer o a quien creerle, en esa confusión de prensa y propaganda.
Como en el poema de Maiakowski, nada dijimos cuando desde el inicio, el gobierno defendió la “comunicación directa” y canceló las conferencias de prensa, y la pauta oficial se utilizó con criterio de propaganda. Nada dijimos cuando en nombre de combatir los monopolios, se configuró, con el dinero de los argentinos, un monopolio estatal que descalifica personalmente a todos los que manifiesten criticas o ideas que ponen en duda el “relato” oficial.
Nada dijimos cuando surgieron los primeros bloqueos de los camioneros para impedir que los diarios lleguen a su destino, la mesa del café o el hogar de los argentinos. Nada decimos frente a la actual confusion de ministros que “twitean”, sin que cumplan con la obligación de hacer pública sus actos de gobierno.
Nada decimos ante la cancelación de la información en los portales del gobierno y nada decimos frente a la apropiación de los Derechos Humanos, consagrados ampliamente por nuestra Constitución y todos los Tratados Internacionales de Derechos Humanos a los que nuestro país está obligado a cumplir, sin correr el riesgo del llamado de atención de los tribunales internacionales de Derechos Humanos a los que acudimos cuando se trató de los secuestros y las desapariciones. Para que no nos arranquen la voz de la garganta, estamos en la hora de gritar bien fuerte que vemos la libertad amenazada.
Ya no se trata de que aquellos que ya dimos prueba de haber peleado por la libertad del decir, condenemos el bloqueo a Clarín, de lo que se trata es que todos aquellos que hasta hora dijeron NADA, salgan de la comodidad y entiendan que cuando no se aprecia la libertad se termina actuando como esclavo.
*Periodista, escritora, senadora por Córdoba
Publicado por La Voz del Interior 28.03.11
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