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1 ago 2010

Iglesia y Estado





Señor director:
Me dirijo a usted para responder a los dichos del Padre Catana. Como cristiano comprometido con el evangelio debo expresarme respecto de las declaraciones de mi pastor, ya que no representan el evangelio ni a los laicos cristianos.
Cualquier persona no sumida en la ignorancia religiosa, que comparta una práctica de espiritualidad y misericordia a imagen de Cristo Nuestro Señor, no se dedicaría a mirar la paja en el ojo ajeno sino la viga en el propio. Las raíces católicas de nuestra nación son anteriores al Estado pero ¿qué tipo de catolicismo hemos tenido este tiempo? Cabe resaltar que la unión entre Estado e Iglesia, comenzada en el siglo III después de Cristo, ha sido beneficiosa para la expansión de la institución religiosa pero nefasta para la esencia del mensaje que es el amor.
La Iglesia se debe plantear una actitud proactiva en materia del amor y dejar de victimizarse para evitar sus responsabilidades. Hay que asumir que la sumisión de la mujer, la violencia del varón, la discriminación, la violencia familiar, la pedofilia, la cosificación de los menores en los colegios, la estructura social son responsabilidad de cómo se ha conformado la subjetividad de las personas desde el púlpito.
De los matrimonios violentos y autoritarios donde se infringió violencia contra la mujer y los hijos, donde todo se ocultó en el confesionario para evitar el divorcio, donde se predica una catequesis que adoctrina y no libera, donde la exigencia cristiana sólo es un rito y se puede explotar a los empleados o evadir impuestos; de los matrimonios católicos y heterosexuales han salido las peores perversiones.
La familia y la Patria se defienden con el amor y el diálogo verdadero, como el que no hay en la Iglesia, donde el único que tiene voz es el pastor, y si alguien opina diferente se lo echa simplemente (como el padre Alessio).
¿Bajo esa lógica en vez de aceptar lo diferente hay que matarlo como en la dictadura, o como escuché un comentario mandarlos todos a una isla? ¿Dónde están la tolerancia, la diversidad y el amor cristiano? ¿Dónde están los pastores que pedían diálogo y grandeza con lo diferente en el documento del Episcopado durante el conflicto con el campo?
Hoy no es tiempo para acusar a una religión laica, esto no es más que un giro retórico que juega con la ignorancia del creyente, etimológicamente no se puede aplicar el término religión a la palabra laica. Hoy es tiempo de oír la palabra de Cristo: dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Comenzar una verdadera evangelización hacia adentro y dejar que el Estado, que no es teocrático, se legisle a sí mismo por medio de los canales democráticos.
Mi formación moral personal me dice que no es lo mejor la homosexualidad, pero ello no me autoriza para imponer a los demás de forma autoritaria el deber ser. Si Cristo en la cruz no se bajó y le impuso la salvación al mundo, más bien la entregó como un regalo para quien la elija, ¿podemos nosotros imponer por medio del aparato de coerción del Estado el deber ser católico?
He estudiado los desvíos de la teocracia medieval y la unión de la moral católica con la dictadura del '76. Sé que nada bueno puede salir de una prédica vacía desde el púlpito y el Estado, la conversión es elección personal y trabajo permanente.
El genocida Videla comulgaba todos los días y fue responsable de 30.000 asesinatos. Si primero no nos planteamos eso, ¿qué espacio nos queda para la prédica moral? Dios hizo a la persona libre y Dios da de forma gratuita la salvación. Empecemos por dentro, no vaya a ser que seamos fariseos, de sepulcros blanqueados. No endurezcas tu corazón como en Meriva, como el día de Massa en el desierto.


Ricardo Gianni 
DNI 34.414.577

Carta del lector
Fuente:Puntal(30072010)

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