Buenos Aires, 20 de enero.- No se debe seguir apelando a la "emergencia" como pretexto para justificar atajos institucionales, exceso en el ejercicio del poder, violación a las leyes y a los principios constitucionales.
Una cosa es reaccionar frente a una emergencia y otra muy distinta es crear emergencias o situaciones excepcionales y luego ampararse en ellas para eludir resguardos y controles institucionales.
Lo que necesitamos los argentinos es normalidad, sensatez, funcionamiento armónico de las instituciones, respeto a las leyes, a la independencia de los jueces, a la división de poderes.
Si el Congreso funciona, el Poder Ejecutivo administra y la Justicia puede decidir y sus decisiones son respetadas, recuperaremos la confianza interna y externa.
Es simplemente eso lo que los ciudadanos exigimos: que todos y cada uno de los funcionarios recuerden que su poder está limitado por la constitución y las leyes.
En la república no hay ni un solo poder, ni poderes absolutos.
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