Por Susana Dillon
Investigar, dentro del tema sexo, en nuestro país, sigue siendo complicado. Se hace sumamente serio o se cae en lugares comunes, ya muy chapa paleados, o finalmente escribimos sobre aquello que no encontramos en ningún texto original.
Sin aspavientos de moral reconcentrada , ni agarrarnos la
cabeza con los tabúes que permanecen como en tiempos de la abuela, ni portarnos
como los chismosos de la televisión que siempre van a caer en espiar por el
agujero de la llave, como si fuera jolgorio de prostíbulo, lo que siempre cae
en pescar quién se acuesta con quién.
Porque ya viene siendo muy trillado que se llega al pináculo
de la fama y del éxito si hay que divertir al soberano, pese a quien pese y con
lo que sea, así sean groserías de tablón, en boca de barrasbravas.
La historia de nuestra sexualidad, es, sin embargo, un
terreno frecuentado por profesionales capacitados en no dejarse impresionar por
sensores que siempre están listos para volvernos a los viejos tiempos de tabúes
y moralinas, llevándonos por rutas de la hipocresía, y lo que todavía es peor a
la mas obscura ignorancia, implantando una moral para el hombre muy permisiva y
otra para la mujer muy estricta y solemne, con muchas restricciones.
Las mujeres ya llevamos mas de 2000 años de represión e
ignorancia ocasionadas por las religiones, cuyos parámetros se dieron desde el
génesis, cargándolas de culpas desde el vamos y advirtiéndole que estará bajo
la férula del varón como lo dice la fábula de Adán y Eva.
Luego vino la creación del patriarcado, dándose a sí mismos
todas las prerrogativas y a las mujeres el papel de la sierva, tan así, que con
el correr de los siglos, la ginecología fue la Cenicienta de las ciencias.
Otro de los conflictos visibles entre los dos sexos tradicionales,
ya no se puede reducir a los dos tradicionales donde los ubicábamos en dos
casillas: femenino y masculino, ahora se constata que tenemos bisexuales,
homosexuales, transexuales, y travestis. Si en el futuro queremos de verdad, ir
derecho al grano, solo nos faltan las estadísticas, porque ya los chicos de
jardín los han detectado, así que sería oportuno añadir otras casillas a las
planillas que se nos presenten. Cuestión de blanquear los documentos y ser
sinceros.
El hablar o escribir sobre sexo estuvo prohibido durante
siglos, una prueba contundente, es la reticencia que tenemos para nombrar los
órganos sexuales externos y la poca información que ha tenido la humanidad
sobre las enfermedades de origen sexual, mas relacionadas con el demonio que
con virus, bacterias, gérmenes y otros microorganismos que han afectado y hecho
desaparecer a buena parte de la población del planeta.
En cuanto a cómo se usa el cuerpo femenino con sus atributos
mas seductores no hay mas que mirar los carteles de promoción del consumismo:
no se vende una hamburguesa, ni la ilusión súper sport, ni una gaseosa o un
viaje a las playas de las islas de ensueño sin proyectar en el cartel un buen
par de tetas o unas suculentas nalgas.
No solo la mujer es exhibida hasta el hartazgo, mucho mas
que los pectorales y las pantorrillas de nuestros Adonis.
El cuerpo de la mujer, tan admirado por griegos y
renacentistas que los mostraron en su opulenta desnudez, ahora es seccionado
para su venta como se dividen las presas de un vacuno para colgarlo en la
carnicería, así hicieron con los dones físicos que tuvo aquella muchacha a la
que descuartizaron los cineastas para venderla pieza por pieza: Marilyn Monroe,
hasta que le destrozaron el cerebro.
La sexualidad se ha frivolizado y degradado gracias a
campañas publicitarias, que cuando no la ridiculizan, la exponen a la lujuria y
a la violencia masculina de los inadaptados, que cuando se sienten desplazados
en alguna competencia, que siempre fue terreno exclusivo de varones, no
trepidan en rociarlas con combustible y arrimarles un fósforo, como para que se
tenga en claro quien es el que manda.
La cifra, cada vez mas elevada del asesinato a su compañera
nos está advirtiendo del problema que sin embargo es una de las tantas cifras
de los porcentajes que se nos niegan o se disfrazan , como ocurre con los
porcentajes de la inflación real y no hablemos de cuantas caen por semana
asesinadas por sus parejas.
Pero hay que recordar que este drama que se repite; se fue
perpetrando de hace siglos. La legislación colonial permitía que el jefe del
hogar mata se a su mujer y a sus hijos por desinteligencias o causas menores.
El hombre fue el que legisló, juzgó y ejecutó desde los tiempos bíblicos hasta
el siglo XX.
A partir de la valorización de la mujer en sus ocupaciones
fuera del ho gar, donde solo podíamos ser madres prolíficas y sacrificadas,
esposas abnegadas y fieles, especie de muebles con lagrimas que se podían usar
según el poder del mas fuerte.
Todo esto estuvo asegurado para el hombre, hasta que la
guerra mas pavorosa que tuvimos, la II mundial, la declaró "útil"
para reemplazar al hombre en las tareas de fabricación militar.
Los que escribimos tenemos experiencia de haber tenido
censura, cuando hemos pretendido ocuparnos de la vida privada de determinados
hombres públicos, hasta en temas tangenciales como sus enfermedades, ha sido
considerado de mal gusto u otra ocasión en que se ha considerado mal el
expresar lo ocurrido durante la conquista y colonización de América, como lo
fue el genocidio de nuestros indígenas.
De ese modo se ha pretendido que no se haga mención de sus
vidas privadas, quedando, con la historia se escribe por la mitad, porque los
defectos y las virtudes de la vida doméstica inciden en tal forma, nos quedamos
con individuos incompletos.
La censura se ha cebado con la vida de héroes, de
mandatarios, de magistrados, hasta de científicos. Los métodos para censurar se
han refinado hasta apoderarse de los espacios considerados intocables, sobre
todo si se entraba en el terreno del poder. Allí solo podían opinar los sumisos
que tenían el favor de los poderosos.
Una médica de esta población, la Dra. Emma Dagata, de
reconocido prestigio, recuerdo que me ilustró del porqué la Ginecología es la
ciencia asociada al destino de cenicienta, ya que fue la ciencia que aparece
como la menos desarrollada hasta el siglo XX. En tiempos pasados la salud
femenina no interesaba mayormente a los médicos, si la mujer moría, se la
reemplazaba de inmediato... !Había tantas...!
Pasó algo parecido a la literatura, que se tuvo que
"contener", para no entrar en lo popular por parecerles pasatista y
frívola, pero gracias a ella, se conoció a la historia que les dio espacio a
los temas que habían ocurrido y existido héroes que fueron reales, sabios y
aventureros que pudieron mostrar sus descubrimientos en otros escenarios. Fue
así como la literatura nos agrandó el espacio para admirar y conocer muchas
realidades de la tragedia humana.
Mucho nos dolemos cuando comprobamos la decadencia de la
educación en las escuelas, donde los alumnos castigan a sus maestras,
imponiendo una violencia nunca antes vista, pero acaso no viene desde que los
políticos , en especial el ex presidente Menem que sentenció "que la
educación no daba réditos", pero , al abandonarla ,creció la violencia, el
atraso, la falta de interés por avanzar en conocimientos y destrezas, en
disciplina y orden que es por donde hay que empezar: formando hábitos y
cultivar sentimientos. Pero claro, darle al pueblo espectáculos que solo son
para aliviar tensiones y entretener a los revoltosos como pasa con el futbol o
excitar al sexo para tener a los jóvenes y a los no tanto, ocupados y
entretenidos en lo que es uno de los instintos que mas acucian al hombre y
degradan a la mujer, que se exhibe como las del sex-show.
Mientras tengamos una televisión donde los chismosos han
suplantado los horarios donde la gente puede ver arte y sanos entretenimientos,
en lugar de exhibiciones de burdel, si la propia gente que los deplora, no
defiende los horarios destinados a los niños y solo sea para solaz de mentes
recalentadas, esto no se compone. No sea cosa que dentro de poco tiempo,
estemos como los mexicanos que no saben qué hacer con los Mara.
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