Una situación que se reiteraría en las escuelas secundarias hizo eclosión en la vecina ciudad de Villa María. Allí su directora Mirtha Karpow, concedió el pasado 25 del corriente, una entrevista a El Diario del Centro del País y comentó la situación vivida en el establecimiento público bajo su mando cuando ocho alumnos que consumían fernet fueron amonestados. Cómo es una problemática común de una gravedad increíble que desestiman u ocultan las propias autoridades o los padres, es interesante leer los párrafos relevantes de la publicación, porque una directora se atreve a exponer la situación que vive en su establecimiento.
Por cierto los alumnos están en
asamblea desde entonces y repudian la actitud de la docente, pero lo interesante
sería que las autoridades del Ministerio acudieran a verificar la situación y actuaran en consecuencia con la gravedad de
lo que la docente expone. ¿Ud. cree que en nuestra ciudad esto no sucede? ¿Por qué no le preguntan a
los servicios de emergencia que acuden por llamados a las escuelas, a los padres y a los mismos
alumnos? A lo mejor si se animan,
cuentan y corroboran estos datos qué sacó a la luz una docente preocupada por
el tema, que desde entonces está padeciendo las consecuencias de haber actuado
como corresponde.
Mirtha Karpow, la directora del Ipem 147 Manuel Anselmo
Ocampo de Villa María, dejó su testimonio en el reportaje mencionado y entre
otras cosas:
Confirmó el hecho y dijo que se colocó amonestaciones y se llamó a los padres de los
alumnos, aunque advirtió que “la
sanción de por sí sola, sin diálogo ni reflexión, no sirve para nada”.
Cuestionó
al quiosquero que les vendió alcohol
a los adolescentes al señalar que “siempre
lo hace”, pero acto seguido advirtió que “de estas problemáticas somos responsables todos en esta sociedad”.
Se
lamentó, “Yo no quiero decir que todo
está mal, porque no es así, pero puedo advertir que el consumo de drogas, como
el alcohol y la marihuana, es cada vez más alto”, confirmó. “En esta escuela creo que hay chicos que
venden drogas y otros tantos que consumen. Yo no soy policía ni fiscal entonces
no puedo hacer una investigación, pero me cuentan, me dicen que acá hay quienes
venden”.
“Lo que ocurrió con el hallazgo de fernet
no es nuevo, hemos descubierto petacas detrás de los inodoros de los baños,
esto ocurre desde hace años y en todos lados, pero los directivos callan, este
sistema parece diseñado para pensar que si los docentes hablamos se van a caer
los muros”
“Los
chicos tienen en claro los efectos del
alcohol y de la marihuana, pero no les importa, y esa actitud de
indiferencia para cuidar la vida también la noto en las relaciones sexuales”. “Saben cómo cuidarse y sin embargo cuentan
que no lo hacen, no le temen a las enfermedades y también se evidencia en los
embarazos, con chicas de tercer año que están esperando un bebé. Y un hijo
siempre es vida, pero también hay que advertir que afrontar la tenencia de un
hijo no es fácil”,
“Estoy preocupada por la convivencia. No hay
tolerancia en nada, no saben dialogar, escucharse ni respetarse. Yo puedo
pensar que es coherente que no nos escuchen a los adultos porque nos ven
‘viejos’ pero no puedo comprender que no se escuchen entre ellos”
“Hay
violencia verbal, física y simbólica.
Mire, lo que ocurre con los teléfonos celulares es increíble: filman las peleas, lo que se dicen y todo
va a parar a las redes sociales. Eso hace que los mismos padres se metan a
opinar y este cuadro vuelve a la escuela como un bumerán. Y es triste decirlo,
pero nosotros atajamos el problema acá, así lo siento”, reveló. “Si no
detenemos peleas terminan encontrándose para eso en el centro de transferencia
o en la plaza”, añadió.
Los alumnos en su
descargo, señalan:
“No
queremos que nos meta a todos en la misma bolsa”, señaló una de las alumnas. Si
bien algunos admitieron que “en todos los colegios pasa algo”, el rechazo
apuntó principalmente al hecho de hacer pública una situación que, entienden
los chicos, los estigmatiza como alumnos de ese colegio y los perjudica frente
a la sociedad.
“Siempre pasa algo, pero se
oculta o se habla en el colegio. No que se diga así y lo sepa toda la ciudad,
además que no es verdad”, sostuvo una de las alumnas, de 14 años, en medio de
la protesta.
Las medidas deben tomarse para
que una escuela funcione como lo que pretendemos que sea un establecimiento al
que acuden alumnos a educarse e instruirse. La problemática adolescente que
desborda cualquier sistema disciplinario es una alarma que mete miedo, y no
sólo a una directora de escuela, sino a toda la sociedad que padece sus
consecuencias. Los pibes también tienen que entenderlo… Al fin y al cabo el
gran pueblo argentino hace un enorme esfuerzo para sostener una educación
pública gratuita, se merece que de las aulas salga algo mejor que vahos
alcohólicos y jóvenes drogados.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO
CUARTO
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