Hace dieciséis años, el 19 de Mayo de 1995, fallecía Monseñor Jaime De Nevares. El inolvidable obispo de Neuquén, que tuvo fuerte compromiso con su pueblo y la defensa de los Derechos Humanos cuando levantar la voz era peligroso y en la osadía se jugaba la vida. Con una jerarquía eclesiástica comprometida por acción y omisión con el Proceso que asumió el gobierno en 1976, y cuyo accionar es referido por Emilio Fermín Mignone, fundador del CELS en su libro "Iglesia y Dictadura" relatando pormenorizadamente la posición de la Iglesia durante los años de plomo, en el texto se rescata la actitud de algunos miembros del clero. Dice Mignone:…" Hubo obispos que visitaban a los presos políticos de su jurisdicción y en particular a los sacerdotes: Marengo, de Azul; Devoto, de Goya; Witte de La Rioja; de Nevares, de Neuquén; Kemerer, de Posadas; Ponce de León, de San Nicolás de los Arroyos; Zaspe, de Santa Fé; Hesayne, de Viedma; Novak de Quilmes. Pero fueron los menos y en todo caso faltó una acción institucional que enfrentara la totalidad del problema y que incluyera la situación de los detenidos-desaparecidos”.
Pero De Nevares, estuvo entre esos menos, se comprometió por sus sacerdotes y por su pueblo, fue el obispó que le reclamó a viva voz en la cara a un General por el destino del padre Antonio Mateos detenido en una escuela de los salesianos en El Malleo, el que fue convocado para conformar la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos, el que contestó las cartas de los familiares de desaparecidos, el que frente a la consigna “El silencio es salud” oponía su voz vigorosa y proclamaba. “Hay que hablar, no hay que tener miedo. El peor miedo es tener miedo”, el que participó con las Madres de Plaza de Mayo en sus reclamos y marchas, el amigo de Carlos Mugica, de Pérez Esquivel el que integró la Conadep, el que frente a las leyes de Punto Final y Obediencia Debida manifestara: “No puede ser que diez años de crímenes se borren, ni que haya una ley, ni que haya todas las leyes y decretos que puedan emitir el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo. No borrarán porque eso no se borra de la memoria, ni se borra del cuerpo social del país que lo ha sufrido en carne propia".
Fue consecuente con su predica y ejemplar con su conducta cívica, también cuando abandonó la Convención Nacional Constituyente para la reforma constitucional de 1994, surgida a partir del Pacto de Olivos entre Carlos Menem y Raúl Alfonsín. Dijo al alejarse: “No debo dejar de expresar sin embargo mi alarma ante la desmedida extensión de los poderes presidenciales, que hacen muy tenue la ya tenue división de poderes. Por ello digo, parafraseando a un personaje argentino (Ricardo Molinas) que admiro: “No quiero asistir a los funerales de la República”.
En el centenario de la Expedición al Desierto (1979), manifestó: … “Cómo argentinos y cristianos nos declaramos solidarios del pesar y la humillación que sufren y han sufrido los Mapuches en estos cien años y que ponen en cruel evidencia ciertos aspectos de la actual conmemoración. Nos, auguramos que estos festejos centenarios logren concientizar a todos los argentinos en torno a un problema grave que se planteó hace más de un siglo y que dista mucho de haberse resuelto: la marginación del indígena”.
En la oración que mandó decir, destacaba ante las autoridades del proceso: perdón “por habernos enfrentados los argentinos, utilizando la violencia anticristiana, el secuestro, el asesinato, la tortura, el odio, ignorando el mensaje de amor y de perdón, por haber marginado en estos cien años a los nativos de estas tierras”.
Por su antecedentes y su lucha y por haber tenido la valentía de enfrentar a los oscuros dueños del poder, no podemos menos que expresar nuestro reconocimiento a una vida tan dignamente vivida y recordarlo con otra sabia de sus reflexiones: “La liberación debe realizarse en todos los sectores en que hay opresión : el jurídico, el político, el cultural, el económico y el social”.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
Datos: Don Jaime De Nevares.
P. Juan San Sebastián .1997
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