Manuel Garrido renunció en forma sorpresiva a la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas (FIA), el organismo dedicado a perseguir penalmente los delitos de corrupción de los funcionarios públicos. El fiscal tomó la decisión cuatro meses después de que el procurador general de la Nación, Esteban Righi, firmara la resolución 147 que acotó las facultades de la fiscalía. En un escrito de veintiún páginas redactado en castellano y en inglés –que será enviado al procurador y a todos los organismos anticorrupción del mundo–, Garrido argumentó que la resolución del procurador condenó a “la FIA a un rol casi intrascendente” y destaca que no puede seguir en el cargo por estar “acotado en mis funciones”.
Su nombre se hizo conocido por haber dado impulso a investigaciones como la del caso Skanska; el uso impropio de aviones por parte del secretario de Transporte, Ricardo Jaime; el presunto enriquecimiento ilícito de los Kirchner; el pago irregular de 54 millones por parte del Ministerio de Economía; las irregularidades del tendido eléctrico de Santa Cruz; la denuncia contra Felisa Miceli por la bolsa de dinero encontrada en su baño y la manipulación de los índices del INDEC, entre otras.
Desde que Righi puso límites a la acción del fiscal, el 6 e noviembre del 2008 e los choques fueron permanentes. En su primera apelación en un expediente después de “la 147”, Garrido presentó un escrito diciendo que no sabía si tenía facultades para actuar en una causa por enriquecimiento ilícito contra el ex secretario de Finanzas, Daniel Marx. La respuesta del procurador fue poco sutil y también en papel: le recomendó que deje de “realizar campañas de promoción personal de su rol en la lucha contra la corrupción”.
Garrido considera que no hay retorno de esa medida: “El cambio de rumbo que ahora se viene a consagrar deja mi gestión al garete condenando a la FIA a un rol casi intrascendente que no condice con las capacidades que se la dotó a costa de los contribuyentes”. Su cargo, al que accedió por concurso, le permitía seguir los pasos de operaciones sospechosas de funcionarios nacionales. “Está claro que la corrupción –dice su renuncia– es un fenómeno que se da en mayor o menos medida en todos los países pero lamentablemente el nuestro se destaca por la impunidad casi absoluta de ese fenómeno y la falta de decisión y seriedad para hacerle frente.”
Comentarios acerca de la renuncia de Garrido
"Es preocupante" . Laura Alonso (Directora de Poder Ciudadano)
La renuncia de Manuel Garrido es una situación lamentable y preocupante. A pesar de ello, nosotros siempre miramos al futuro. Tratamos de que haya transparencia en el nombramiento de los fiscales y de analizar los antecedentes de los candidatos propuestos por el Poder Ejecutivo. Pedimos la apertura de estos procesos a la ciudadanía y el tratamiento de las sugerencias y recomendaciones de la población.
El candidato a ocupar el cargo de Garrido va a ser un indicador del interés del Gobierno por fortalecer o por destruir la Fiscalía. Estamos en un punto de inflexión respecto de la posición que el Ejecutivo asumirá contra los casos de corrupción. Esperamos que se respeten y se cumplan los mandatos de las convenciones internacionales de Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos, garantizando los principios de independencia y autonomía de la fiscalía.
"No agachó la cabeza". Ricardo Monner Sans (Abogado, constitucionalista)
Manuel Garrido me acompañó en “el patrimonio del matrimonio”, aquella acción que promoví el 2 de febrero de 2008 por presunto enriquecimiento ilícito de Néstor y Cristina Kirchner, derribando la postura del juez Rodolfo Canicoba Corral.
No me olvido de su entredicho con el procurador general de la Nación, Esteban Righi, y de la postura de este último pretendiendo cercenarle las facultades. En la opinión pública, junto con el presidente de la Auditoría General de la Nación, Leandro Despouy, quedó instalado que era uno de los pocos funcionarios que no agachaban la cabeza frente al poder político.
Entre un Consejo de la Magistratura donde domina el oficialismo y un claro temor instalado en los Tribunales respecto del matrimonio presidencial, Garrido quiso tener un perfil diferente.
En su lugar, yo no hubiera renunciado.
"Una pérdida". Luis Villanueva (Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ))
La decisión de Manuel Garrido significa una pérdida para el sistema institucional argentino. En caso de que su renuncia se haya debido a presiones, es inevitable pensar cuán graves son las razones para que una persona como él renuncie a su tarea.
Lo deseable es que Garrido se hubiera quedado, sobre todo porque ha hecho un gran trabajo en la Fiscalía. Lo cierto es que no ha contado con todo el apoyo que debería haber tenido desde lo institucional.
También se podría pensar que su renuncia es una oportunidad para que se realice un proceso transparente y se repita una selección como la de Garrido.
Su renuncia es un mensaje que trasciende su situación personal, porque si se fue por presiones, es un mal mensaje para toda la sociedad. Eso significaría que las personas honestas y capacitadas se van vencidas por un sistema.
Fuente: Crítica digital 13.03.09
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