Hace dos años el pueblo de Río Cuarto salió ruidosamente a la calle en una respuesta inédita ante el desarrollo judicial del caso Dalmasso, que por una maniobra urdida desde el centro del poder político de la provincia, tornó absolutamente increíble la resolución de detener a Gastón Zárate como principal sospechoso del crimen de Nora Dalmasso .
Este hecho trascendente en la historia reciente de la ciudad, de movilización masiva y espontánea que trascendió al país como “el perejilazo”, es un punto de inflexión en la actitud habitual de la ciudadanía local ante las causas judiciales y los problemas sociales .
La gota que colmó el vaso de la tolerancia popular se vio reflejada en esa marcha, así como el compromiso de una población de poner límites a los abusos del poder y exigir justicia como un principio fundamental de funcionamiento de una democracia.
Zárate fue liberado, la gesta de su ciudad fue determinante para que este objetivo se lograra.
El caso Dalmasso deambula en la penumbra de tribunales y su resolución se avizora cada día más lejana e incierta.
Pero "el perejilazo” dejó su impronta, desnudó los abusos del poder, el avasallamiento de los derechos humanos al evidenciar que con una campaña de presiones y aprietes consiguieron arrancar una denuncia de Carlos Curiotti implicando a su amigo Gastón como autor del homicidio, y ubicó a cada personaje en su lugar empezando por aquellos de quienes más se esperaba para llegar a establecer justicia .
La trascendencia de este hecho es tal, que merece que se lo recuerde y valore en toda su magnitud, cuando todavía estamos esperando una respuesta creíble de la Justicia.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
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