La repercusión de la hechos de corrupción denunciados en nuestros país y difundidos por el periodista Jorge Lanata, tiene diferentes aristas de análisis. Es así que podemos leer esta nota de otra investigación publicada por el diario El Observador de Uruguay con fecha 24 de mayo. Veamos:
Negocio de empresarios K con visos de ilegalidad en Uruguay
El escribano Pittaluga Shaw documentó la venta de un campo cuyo comprador no estaba en el país
En todo el ruido que se generó con las denuncias en Argentina de una presunta red de lavado de dinero y en la danza de famosos, entre los cuales hay varios empresarios vinculados al gobierno kirchnerista, hubo nombres que quedaron en un segundo plano, así como su actuación en algunos de estos negocios, sobre todo los que involucran a Uruguay. Uno de esos nombres es el del escribano Adolfo Pittaluga Shaw, que apareció documentando la compra del campo El Entrevero por parte de empresarios relacionados con el gobierno argentino y que ahora, según pudo averiguar El Observador, también figura en la venta de otro predio en Maldonado, aunque esta vez en un negocio con ribetes de apariencia delictiva.Un poco de historia reciente
Pittaluga Shaw fue quien firmó la escritura del campo El Entrevero de José Ignacio, adquirido en US$ 14 millones por el contador Daniel Pérez Gadín, mano derecha del empresario Lázaro Báez, ambos investigados en Argentina por lavado de dinero. En el negocio de ese campo, y con conocimiento de Pittaluga, habían participado previamente otros presuntos testaferros vinculados a Báez, entre ellos Maximiliano Acosta (socio y amigo del presunto “valijero” de la organización, Leonardo Fariña) y Óscar Guthux, exgerente del hotel Alto Calafate, que fuera propiedad del expresidente Néstor Kirchner y al que también está vinculado Báez.
¿Hubo en este negocio movimientos irregulares que habrían obligado a Pittaluga a informar al Banco Central sus sospechas, como lo exige la ley antilavado (18.494)? Será la Justicia la que lo determine. En principio, la forma de pago de ese campo adquirido por Pérez Gadín a través de la SA Jumey fue modificada dos veces, lo que, según fuentes notariales, es poco habitual. Primero, el vendedor, Walter Kobylanski, firmó con Traline SA un compromiso de compraventa del campo por US$ 14 millones. Ese día, Traline pagó a Kobylanski la primera cuota, de US$ 1,4 millones. Pittaluga Shaw aclara en el documento que Traline pagó “en este acto”, pero no especifica si lo hizo en efectivo o por otras vías. En referencia al saldo restante (US$ 12,6 millones), el notario expresa que “los pagos se realizarán en la cuenta que indique la parte promitente vendedora, mediante transferencia bancaria”. Por esta segunda escritura, firmada el 1º de agosto, Traline SA cedió el compromiso de compraventa a Jumey SA, empresa presidida por Pérez Gadín.
“Por documento privado de fecha 15 de abril de 2011, Kobylanski y Traline modificaron el compromiso de compraventa, modificando la forma de pago y el plazo para el pago del saldo final; por documento privado de fecha 16 de junio de 2011, las partes nombradas volvieron a modificar el compromiso de compraventa, estableciendo nueva forma de pago de precio y prórroga para el pago del saldo de precio”, expresa la escritura firmada por Pittaluga, quien luego establece que hubo un último pago con una Letra de Cambio del Banco Santander, número 019 320258, por US$ 2.876.340.
Pero aun en la hipótesis de que Pittaluga no hubiese actuado en este negocio ajustándose a la ley antilavado que lo obliga a denunciar transacciones “sospechosas”, su conducta solo sería pasible de una sanción económica y no penal.
Sin embargo, El Observador siguió indagando en las propiedades de los empresarios K en Uruguay, y se encontró con un negocio que deja a Pittaluga en una situación en apariencia más comprometida de lo que pudo quedar con el negocio de El Entrevero.
En otra escritura de compraventa del padrón 706 de la localidad catastral de José Ignacio también figura Jumey SA, la firma de Pérez Gadin que compró El Entrevero. Este campo fue vendido el 30 de agosto de 2011 por Traline, representada por Óscar Guthux (el exgerente del Hotel Alto Calafate) a Jumey SA. Sin embargo, el documento no lo firmó Pérez Gadín, sino un apoderado que trabaja en el estudio del propio escribano Pittaluga, algo que si bien no está prohibido por ninguna norma, puede ser visto como una falta de ética (ver nota página 3).
El documento de compra-venta firmado por Guthux está fechado en Montevideo el 30 de agosto de 2011. Sin embargo, en los archivos de la Dirección de Migraciones consta que Guthux salió de Uruguay hacia Argentina el 1º de agosto y no volvió a entrar en 2011; o sea, Guthux no estaba en Uruguay cuando el 30 de agosto se firmó la escritura de la que dio fe Pittaluga Shaw: “La compradora abonó a la parte vendedora su totalidad en este acto”, estampó el escribano.
La documentación de Migraciones muestra que un día después de concretado ese negocio, el 31 de agosto, Pittaluga viajó a Buenos Aires y regresó al día siguiente, 1º de setiembre. ¿Fue a buscar la firma que Guthux no pudo plasmar porque no estaba en Montevideo el 30? Deberá dirimirlo la Justicia.
Sobre ruta 10
Según consta en el documento, el solar es un terreno baldío empadronado con el número 706 y con 21 metros de frente sobre la ruta 10.La compraventa menciona que Traline fue formada el 23 de febrero de 2011, presidida e integrada únicamente por Alejandro Maximiliano Acosta. Sobre Jumey, indica que fue constituida el 1º de abril de 2011 y no menciona a Pérez Gadín, sino a quien la representa por poder especial autorizado por el mismo escribano. En la Dirección General de Registros, Pérez Gadín figura como titular de Jumey.
La escritura también informa que ese campo fue comprado por Traline a un matrimonio el 4 de marzo de 2011.
El documento menciona un compromiso de compraventa del 12 de julio de 2011.
El terreno está a la venta por parte de la inmobiliaria Perazzo.
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