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11 dic 2012

Lo que dijo don Juan Filloy cuando se lanzó El oro de América, primera edición, 1991



























     «Las ocho páginas de la Portada de su libro El oro de 
América constituyen, más que un resumen global del 
volumen, un frontispicio espléndido de su pensamiento y 
acción vindicadores. Porque allí, engarzadas en recias y 

nobles blasfemias, su entereza no trepida ni sus ideas 
flaquean en arremeter contra el ominoso holocausto de 
nuestra autoctonía.
     Bien ha hecho en esta coyuntura, en plegarse a la 
pléyade mental que detracta y fustiga cinco siglos de 
ignominia. La conquista española de América a cargo de 
bárbaros barbados y ceceantes, obviamente difieren de 
las rubias legiones del norte...
     Sus veinticinco años de consagración en 
puntualizar infamias están patentes en su libro. 
Forman un testimonio cabal de cuanta malfatería 
estuvo a cargo de gente desprovista de alma y cordura 
pero dotada sí de soberbia y escarnio. Leyéndolas, 
he padecido como Ud. la tremenda desazón del éxito 
frustrado comparando paradigmas, compulsando los 
déficit enormes de bienestar y felicidad que median 
en el contraste ¿qué se ve en el continente en esta 
actualidad sino un imperio de salud, riqueza y porvenir 
en el norte y un reducto de miseria, ruinas deudas en 
el sur? En efecto, aquí presenta Latinoamérica un 
mapa de catedrales, iglesias y conventos que vivifica 
esta cuarteta de José María de Heredia:

En alto promontorio se ve un templo en ruinas,
la muerte exhibe allí entre yuyos y escombros,
como tristes despojos una gloria incierta,
a sus dioses de yeso y a sus héroes de arena.

     Quiero, por tanto, felicitarla por haber edificado un
libro rico de verdades, un monumento de justicia que
pervive en lo vernáculo, como fervor trunco y como ilusión
desgarrada.»

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