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9 nov 2011

Boca, el fútbol y el país


La síntesis de los vínculos que ligan los círculos del poder está expuesta en el  presente momento de Boca Juniors el club más popular de la Argentina. Hay elecciones y las urnas movilizan  tanto en la política como en las instituciones  deportivas, y Boca demostró  con  la conducción de Mauricio Macri que este es un circuito que se retroalimenta. El rédito que parte desde la conducción exitosa de un club tan trascendente genera una proyección sin techo. A la situación que se vive en Boca la señala Mariano Filkestein en Todo Boca (1.11.11): El club vive un año eleccionario que muy probablemente enfrente a dos alianzas políticas: una macrista (Angelici, Salvestrini) y una anti macrista (Ameal, Beraldi y Digón), incluso con la política nacional metida en el medio. El jefe de gobierno Mauricio Macri influyendo sobre sus delfines y el gobierno kirchnerista, con expreso apoyo del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, respaldando a Jorge Ameal. La trascendencia del fútbol y su vinculación con la primera línea política es de tanto peso como ya lo demuestra el manejo de Fútbol para Todos, y la utilidad todo terreno que generan las barras bravas.

Prestigio deportivo, buenos resultados, primer lugar en la tabla de posiciones, posibilidad de lograr el campeonato y de participar en los torneos internacionales son una realidad que se logra con el esfuerzo de los pibes y el trabajo acertado del cuerpo técnico. Bajo este paraguas se suman no sólo los auténticos simpatizantes que vigorosamente alienta al club de sus amores, sino los que pugnan por la utilidad que  da el prestigio de la conducción de tamaña institución a los liderazgos políticos y los muchachos de las  barras bravas. En esto conviene tenerlo bien presente al comentario citado de Todo Boca: Hay mucho en juego. Mucho dinero. Muchos “beneficios”, según Di Zeo. No sólo Boca está a punto de consagrarse campeón, sino que es casi un hecho que el xeneize volverá a jugar la Copa Libertadores (está a tres puntos de asegurarse la presencia). ¿Qué implica esto? Viajes, plata, merchandising, más entradas.
La pasión que genera el  más popular de los deportes es funcional al poder político en todos sus aspectos. Los manejos ocultos no  logran desvirtuar el sentimiento del hincha pero enturbian la magia del espectáculo, generan inseguridad y son el caldo de cultivo para la violencia en los estadios. Si realmente existiera vocación para erradicarla no se estaría dando esta situación  de puja por el poder de conducción y de la tribuna con sus negociados  en uno de los grandes clubes de futbol del país y del mundo, vidriera de la Argentina “for export” en esa barriada de colorido inigualable  con  su mítica Bombonera  que convoca al turismo internacional al que suman a los negociados que alimentan los bolsillos de los barras.

Este momento de Boca y el futbol del país todo nos muestra que son el producto de una sociedad de la que se nutren en sus valores y en sus más cuestionadas prácticas amparadas por el poder

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