La
síntesis de los vínculos que ligan los círculos del poder está expuesta en el presente momento de Boca Juniors el club más
popular de la Argentina. Hay elecciones y las urnas movilizan tanto en la política como en las instituciones deportivas, y Boca demostró con la conducción de Mauricio Macri que este es
un circuito que se retroalimenta. El rédito que parte desde la conducción
exitosa de un club tan trascendente genera una proyección sin techo. A la
situación que se vive en Boca la señala Mariano Filkestein en Todo Boca
(1.11.11): El club vive un año
eleccionario que muy probablemente enfrente a dos alianzas políticas: una
macrista (Angelici, Salvestrini) y una anti macrista (Ameal, Beraldi y Digón),
incluso con la política nacional metida en el medio. El jefe de gobierno
Mauricio Macri influyendo sobre sus delfines y el gobierno kirchnerista, con
expreso apoyo del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, respaldando a
Jorge Ameal. La trascendencia del fútbol y su vinculación con la primera
línea política es de tanto peso como ya lo demuestra el manejo de Fútbol para
Todos, y la utilidad todo terreno que generan las barras bravas.
Prestigio deportivo, buenos resultados, primer lugar en la tabla de posiciones, posibilidad de lograr el campeonato y de participar en los torneos internacionales son una realidad que se logra con el esfuerzo de los pibes y el trabajo acertado del cuerpo técnico. Bajo este paraguas se suman no sólo los auténticos simpatizantes que vigorosamente alienta al club de sus amores, sino los que pugnan por la utilidad que da el prestigio de la conducción de tamaña institución a los liderazgos políticos y los muchachos de las barras bravas. En esto conviene tenerlo bien presente al comentario citado de Todo Boca: Hay mucho en juego. Mucho dinero. Muchos “beneficios”, según Di Zeo. No sólo Boca está a punto de consagrarse campeón, sino que es casi un hecho que el xeneize volverá a jugar la Copa Libertadores (está a tres puntos de asegurarse la presencia). ¿Qué implica esto? Viajes, plata, merchandising, más entradas.
Prestigio deportivo, buenos resultados, primer lugar en la tabla de posiciones, posibilidad de lograr el campeonato y de participar en los torneos internacionales son una realidad que se logra con el esfuerzo de los pibes y el trabajo acertado del cuerpo técnico. Bajo este paraguas se suman no sólo los auténticos simpatizantes que vigorosamente alienta al club de sus amores, sino los que pugnan por la utilidad que da el prestigio de la conducción de tamaña institución a los liderazgos políticos y los muchachos de las barras bravas. En esto conviene tenerlo bien presente al comentario citado de Todo Boca: Hay mucho en juego. Mucho dinero. Muchos “beneficios”, según Di Zeo. No sólo Boca está a punto de consagrarse campeón, sino que es casi un hecho que el xeneize volverá a jugar la Copa Libertadores (está a tres puntos de asegurarse la presencia). ¿Qué implica esto? Viajes, plata, merchandising, más entradas.
La
pasión que genera el más popular de los
deportes es funcional al poder político en todos sus aspectos. Los manejos
ocultos no logran desvirtuar el
sentimiento del hincha pero enturbian la magia del espectáculo, generan
inseguridad y son el caldo de cultivo para la violencia en los estadios. Si
realmente existiera vocación para erradicarla no se estaría dando esta situación
de puja por el poder de conducción y de
la tribuna con sus negociados en uno de
los grandes clubes de futbol del país y del mundo, vidriera de la Argentina “for
export” en esa barriada de colorido inigualable con su
mítica Bombonera que convoca al turismo internacional
al que suman a los negociados que alimentan los bolsillos de los barras.
Este momento de Boca y el futbol del país todo nos muestra que son el producto de una sociedad de la que se nutren en sus valores y en sus más cuestionadas prácticas amparadas por el poder
Este momento de Boca y el futbol del país todo nos muestra que son el producto de una sociedad de la que se nutren en sus valores y en sus más cuestionadas prácticas amparadas por el poder
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