Los días del verano transcurren entre el impiadoso calor y otras contingencias climáticas que descubren los déficits del medio en que vivimos: nuestra bella provincia de Córdoba.
La crisis energética dio en el blanco: llegó en el momento justo, desencadenada por una demanda sostenida de los agobiados pobladores. Para todo no hay y entonces cuando el transformador de Monte Cristo se empacó, nos tocó sufrir seis horas por día de falta de energía en grandes zonas de la provincia, con excepción hecha de los privilegiados valles turísticos. No se tuvieron en cuenta las postergadas sierras del sur, que sus encantos y visitantes también tienen, recién cuando reclamaron y se hicieron oír dejaron de sufrir cortes.
Entre los cruces de responsabilidades entre el gobierno de Schiaretti y la empresa Transener, con mucho pesar y bastante costo en la salud de la gente dado que estas temperaturas dejan su marca, los sufrientes damnificados fuimos saliendo del paso.
Las recomendaciones para el pueblo son las de siempre: cuide la energía, no derroche agua. Y Ud. resignado en su casa se paseaba desorientado por el calor, mientras en los comercios perdían mercadería, clientes, y las industrias horas de trabajo, que significan recursos y salarios. La receta oficial continúa con el consabido consejo de que los usuarios efectivicen los reclamos que luego le harán los reintegros del caso a los que padecieron lo insoportable. En fin, es cuestión de fe esperar la reposición de dinero, lo que no le van a devolver es la inquietud y el padecimiento que soportamos en esos días inolvidables.
Pero… si en el invierno lo pasamos con el gas, por qué no podría darse esta situación con la luz en el verano.
Ahora llegaron las tormentas en algunos casos salvadoras de cosechas y en otras regiones causantes de daños importantes. Entonces, otro de los servicios que entra a fallar es el telefónico. La cantidad de aparatos de telefonía fija fuera de servicio es muy importante en la ciudad. Pruebe con llamar a reparaciones a ver cómo le va: el tímpano se le puede dormir de tanto escuchar la musiquita de fondo y la frase que lo invita a seguir esperando. Pensar que nos quejábamos del servicio cuando era estatal y ahora gracias a las bondades de la privatización vivimos situaciones similares.
El padecer de los cordobeses no termina allí porque la DGR nos da una mano para levantar aún más la mufa. El aumento del inmobiliario urbano es interesante, y los casos que se repiten todos los años de las causas que se llevan a instancias judiciales sin previo aviso, y ante los desprevenidos contribuyentes ya nos plantean seriamente la duda de que gato encerrado se esconde detrás de tanta maniobra oscura, porque una causa judicial significa gastos y alguien los paga: el contribuyente o la provincia, en definitiva siempre los cordobeses, que en muchos casos caemos en la red de la judicialización sin anestesia.
Poca luz no sólo para uso doméstico sino también para la producción, agua escasa en las ciudades y los diques, teléfonos que no funcionan, rutas que se cortan con las lluvias y caminos rurales intransitables, la postal de Córdoba en este verano es bastante desalentadora, a pesar de la afluencia de turistas a los que el jolgorio del verano les muestra la cara más agradable de una provincia que cruje, mientras los gobernantes dirimen en las tribunas sus pleitos y arreglan con retórica los problemas que necesitan menos verso y más acciones contundentes.
La paciencia de la gente tiene límites y este caliente 2010, puede acelerar las reacciones de los que cansados de pagar y pagar también entendemos que debemos recibir servicios y obras en retribución. Esperemos que alguna vez los que nos gobiernan lo entiendan.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
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