Si Ud. como nosotros quiere conocer expresiones trascendentes en este 1º aniversario del desagraciado suceso de diciembre de 2007 en la Planta Piloto de la UNRC , además de las palabras de Susana Dillon que ya publicamos, es interesante leer y reflexionar sobre las consideraciones vertidas por un intelectual destacado y comprometido como Vicente “Zito” Lema.
Analiza la actitud de una sociedad, esa que integramos conformando un entramado de ciudadanos que laboriosamente tratamos de sobrellevar nuestra existencia diaria con trabajo y dignidad; esa sociedad que dio personalidades notables en todo los rubros del quehacer humano, pero también esa misma que cada tanto produce hechos escalofriantes que sacuden a la opinión pública del país, como lo son en el terreno judicial el irresuelto caso Dalmasso y el destape de olla actual del diputado Roggero con su resonante enriquecimiento denunciado por su “amigo” Aime.
¿Vamos a tener alguna vez la valentía de hacer una mirada introspectiva y analizar como funcionamos socialmente ?
Si por lo menos aceptamos que debemos mejorar atendamos lo que expresa en este reportaje que publica Puntal, un intelectual del prestigio de Zito Lema, quien participó de los actos conmemorativos de la tragedia organizados por el Gremio Docente de la casa de altos estudios.
- ¿Por qué Zito?, preguntó PUNTAL a Adaro ( Titular del gremio docente de la UNRC)- Para ayudarnos a encontrar una respuesta. Él nos puede ayudar en la reflexión sobre lo sucedido.
- ¿Y que respuestas ha encontrado?
- Encontré un hecho dramático. Algo que, dentro de la filosofía política, se llama acontecimiento. Un acontecimiento es un hecho profundo, complejo, a veces inesperado, pero no azaroso, sino derivado de circunstancias que existen en la realidad, que de pronto irrumpen en un escenario social. La característica fundamental es que marca la sociedad de una manera muy profunda, y nada será igual a lo que hasta entonces era. Desde esa idea, esta ciudad, y específicamente esa universidad, nunca más serán lo que fueron. Un acontecimiento deja una marca muy fuerte que altera el proceso común de cambio; esta vez se hace un cambio más acentuado. A pesar de que algún sector de la sociedad lo quiere ignorar o minimizar, por más que en la propia universidad el impacto genere reacciones que llevan a minorizar el hecho, la vida de esa universidad, no sólo la de las personas más ligadas a las víctimas, cambia.
- Usted dice que hay grupos que le restan trascendencia al suceso.
- He generado ciertas sospechas. Una cosa que no me cierra es saber que la sociedad de Río Cuarto, más allá de ciertos gestos externos, no tiene la dimensión cabal del drama que pasó. O por lo menos sus reacciones pareciera que tendieran a aminorar los hechos. No es frecuente que sucedido un hecho de semejante magnitud, los docentes, a partir de su gremio, organicen en la propia universidad una semana de recordación, de reflexión, de dolor, que vayan los familiares de las víctimas, y que prácticamente el resto de las instituciones de la sociedad brillen por su ausencia. Pienso que: o es una sociedad que no tiene piedad ni con sus muertos, o están ocurriendo otras cosas que desencadenan estas ausencias notorias. Me llama la atención que en un acto que tiene un carácter de reparación, con los familiares de las víctimas presentes, haya pocos docentes, pocos alumnos y muy poca gente de otras instituciones. Como me llama la atención que algunos medios de comunicación no hayan dado al hecho la magnitud que merece. Todo eso muestra un fondo hipócrita, un marco donde se genera gran cantidad de excusas para no hacerse cargo del acontecimiento.
Sin necesidad de repregunta, Lema amplía la idea, vinculándola con hechos recientes e ineludibles.
- Acaso porque el acontecimiento estuvo acompañado de muerte, y venimos de grandes muertes por el terrorismo de estado, la gente cuando se ve conmovida por algo que puede poner en peligro cierta paz de su espíritu, de sus costumbres, que puede comprometerla en una acción cívica, se escapa. Cuando la gente se motorizó por intereses sectoriales económicos, por ejemplo la huelga del campo, ahí los medios de comunicación, la sociedad en su conjunto y también la sociedad de Río Cuarto, tuvo una actitud muy participativa. Entonces cuando hay cuestiones meramente, egoístamente económicas, porque en definitiva lo que estaba en crisis eran situaciones de un sector social, ahí la sociedad de Río Cuarto se movilizó. Y ahora que lo que está en juego no son cuestiones económicas o de interés cotidiano, sino cosas mucho más trascendentes que remiten al amor, la fraternidad, la justicia, a la piedad por el dolor del otro, siento que la sociedad de Río Cuarto no está a la altura de los hechos.
Sin perder el hilo, el intelectual destaca la actitud de los familiares de las víctimas.- La parte positiva es que los familiares fueron capaces de hacer público su duelo. No se encerraron en una actitud egoísta, común de esta época, donde estamos organizados para resolver nuestros conflictos a solas. Acá dan un ejemplo público al compartir su intimidad con hidalguía. Por otra parte, si bien no en la cantidad que uno pensaba, también hubo estudiantes y docentes, que son pocos en relación al conjunto pero que no es un número mínimo tampoco.
Por último, Lema destaca la lucha de la Asociación Gremial local.- El gremio docente tuvo esa actitud reparadora hacia sus compañeros de trabajo, se hicieron cargo de un vacío que otros estamentos de la universidad y de la sociedad no tuvieron el coraje civil y la actitud amorosa para hacerlo. Las sociedades siempre necesitan que alguien haga lo que el resto no hace.
Luis Zegarralzegarra@puntal.com.ar
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