La de anoche fue otra noticia terrible,
un adolescente fue asesinado en las proximidades de su casa. Se trata de Uber David Salas, de 17 años, quien
vivía en el pasaje La Forge al 3000 de
barrio San Eduardo y lo asesinaron en Drago al 3.200, en el ingreso del barrio
Ciudad Nueva del sur de la ciudad
conocido como 400 Viviendas a cinco cuadras de su domicilio. Este hecho
desgraciado se suma a los que vinieron pasando durante el fin de semana cuando Lucio Rosales también de 17 años encontró la muerte cuando
participaba de una fiesta privada, quedando heridos tres jóvenes más.
Estos como hechos luctuosos más
recientes por que la escalada de violencia se inició hace tiempo y en este 2013
sumó las primeras víctimas el
pasado 21 de enero, cuando en un hecho
con saldo trágico entre adolescentes perdió la vida Matías Bustos de 14 años quien en
confusas circunstancias fue baleado. Matías Bustos recibió un disparo de arma
de fuego mientras se encontraban varios jóvenes reunidos en barrio Alberdi.
Luego, durante los días del carnaval cuando fue herido mortalmente un pibe.
Matías
Agüero otro
menor también de 14 años, que falleció el miércoles 13
de febrero, había sido apuñalado en la madrugada del pasado martes 12
luego de los festejos de carnaval. Matías fue atacado y herido por
otros tres jóvenes provocándole lesiones por arma blanca que lo llevaron al
trágico final.
Los datos oficiales de las instituciones
de atención médica al respecto son
elocuentes, respecto a la cantidad no sólo de muertes sino de heridos en esta
franja de edad durante los fines de semana especialmente.
Los sucesos de este tenor son los que
trascienden pero en la vida cotidiana de la ciudad, al igual que en otras del
país las manifestaciones de violencia y agresión que parten desde los pibes
entre sus grupos y hacia la sociedad se han convertido en una forma de vivir.
Fuera de control y sin respeto por las
reglas, se da la convivencia de los adolescentes que transitan estos
particulares años de su vida entre el fragor encendido de sus pasiones sin límites
razonables. Se expresan tal cual sienten y no hay moderación que valga para
manifestar sus deseos o disgustos, la violencia muestra su cara más oscura y la
agresión pasa de la palabra brutal al hecho más brutal aún. Sin medir las consecuencias y con una total
desvalorización de la vida, se atacan ferozmente llegando a matarse entre sí o
matan a terceros sin piedad, en estos casos
aparentemente por ajustes de cuentas que no trascienden motivos.
Lo que antes se dirimía a golpe de puño,
ahora tomó otro matiz con el uso de armas y así un arsenal que va desde los
simples elementos domésticos a las armas de fuego son esgrimidos como en las
imágenes de TV o en los juegos que PC mediante desde niños nuestros chicos
conocen y de los que hacen uso y abuso. La muerte, esa señora de la guadaña que
se nutre en muchos casos de la insensatez humana le está agradecida por el aporte
que hacen a su cosecha, porque la mente adolescente no puede valorar en toda su
dimensión las tragedias que desatan estos ataques a la vida. No sólo se ve
afectada una familia, la de la víctima, que pierde a uno de sus miembros cuando
tiene todo un futuro por delante. También la familia del victimario empieza un
largo calvario por que el camino de la Justicia necesariamente tiene que llegar
para el que cometió un asesinato.
Así de simple, la sociedad reclama la
vigencia de la ley y de acuerdo a ella que los asesinos estén en la cárcel, las
razones de los crímenes no pueden atenuar un hecho sangriento de esta
naturaleza por que corremos el riesgo de convertirnos en tierra de nadie en la
que cada uno busque hacer justicia por su propia mano, sembrando más
incertidumbre y dolor a una situación desde ya delicada.
Las causas de esta forma de proceder de
los adolescentes es motivo de análisis en distintas esferas de especialistas.
Mucho tiene que ver en este estado de cosas ese país que nos perdemos por desidia
y corrupción en donde falta inclusión social en serio a través de una educación
de calidad y posibilidades de trabajo para todos, que le posibilite a los pibes
tener proyectos de futuro y los aleje de los malos caminos en la vida, en una
sociedad donde las adicciones ganan lugar a pasos agigantados. Y la inclusión
también reclama superar la discriminación que después de tanto discurso sigue
vigente y si no, pregúnteles a los pibes de todos los estratos sociales en nuestra
ciudad a dónde y cómo pueden acceder para divertirse. Así la conexión que se da
a través de las redes sociales posibilita el hacer estas fiestas privadas con
fines de lucro, por que se cobra para participar y consumir alcohol, y aquí necesariamente
hay adultos responsables que a la hora de evaluar estos sucesos desgraciados
deben dar respuesta como responsables.
Las autoridades municipales y policiales
no puede seguir ignorando esta situación y ampararse en que no se puede actuar,
porque el matiz que tomó este estado de cosas exige acciones más concretas de
control, también la sociedad toda debe participar en la búsqueda inmediata de
soluciones que empiezan en cada casa por cuidar, acompañar y proteger a
nuestros adolescentes. La vida debe respetarse como valor supremo y eso se debe
enseñar y recordar en cada casa, de la mano del ejemplo de los padres, es el
primer paso para prevenir estos desgraciados sucesos.
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