Las elecciones municipales del 15 de abril dejaron mucho tema para el análisis y la recalentada campaña que comentaramos en este blog fue uno de ellos. Es entonces interesante conocer que dice al respecto otro vecino que se expresara en el diario local Puntal con fecha 28 del cte. Le invitamos a leer el contenido de la nota, dado que este hecho que vivimos recientemente debe ser lo suficientemente movilizador cómo para sacarnos de la indiferencia y estimularnos a pensar para conformar una opinión pública criteriosa. A lo mejor... quién le dice, alguna vez los políticos en su afán de lograr adherentes hasta tienen en cuenta lo que piensa la gente y no sólo lo que le dictan las reglas del mercado que los presentan cómo a cualquier producto comercial a consumir sólo por las bondades de la publicidad, en la que gastan generosamente abultados recursos. Por que sería interesante que a los simples ciudadanos no nos subestimaran de esta forma, vendiendónos candidatos, tómese un tiempo lea y exprese lo que piensa.
Los gastos de campaña y la ciudad de Río Cuarto
Por Walter Bonetto
Ya la euforia de las elecciones pasó, la calma lentamente
vuelve a reinar. Las aguas turbulentas se asientan y decantan, pero
sobre esa superficie se observan tantas impurezas que preocupan hasta al
más indiferente. Después de este acontecimiento un tanto desordenado y
desprolijo quedan muchas preguntas que merecen adecuada reflexión. La
primera de ellas responde a un interrogante que no resiste el menor
análisis. ¿Es necesario despilfarrar tanto dinero en presentar a los
principales candidatos? ¡Seguramente que no!, y hacerlo como se lo ha
hecho significa una falta de respeto al ciudadano. ¿De dónde cree usted
que sale ese dinero sino del bolsillo de los contribuyentes? Y sale de
una ciudad que tiene innumerables dificultades vinculadas a problemas
acuciantes de muchos de sus habitantes. Ahora lo lamentable de esto es
que más de setenta mil ciudadanos con su voto indirectamente avalaron
esos gastos y le dejan la señal para que los políticos continúen
despilfarrando y no tengamos duda que así lo van a seguir haciendo
porque es muy fácil gastar el dinero de los demás. ¿Había necesidad de
gastar unos seis millones de pesos? Todo esto suena a irresponsabilidad,
a desorden y a falta de seriedad. Nos ponían en frente de nuestras
narices por las plazas y vías públicas grandes carteles de los dos
principales candidatos que ya los conocemos y sabemos qué han hecho y
cómo actúan ¿Por qué tanta insistencia en mostrarse cada uno de ellos
como el mejor? ¿Seremos tan tontos los ciudadanos que no sabemos
diferenciar los valores de nuestros gobernantes? ¿Es tan ignorante la
sociedad que se la subestiman tanto? ¿No tendremos memoria que nos
tienen que refregar lo que han hecho constantemente? Por qué no se
ocuparán más de lo que les falta por hacer, que realmente es muy mucho.
Resulta muy fácil hacer campaña desproporcionada abusando de un pueblo
permisivo. La campaña debe existir porque es constitucional y es un
deber de la república hacerla, pero debe estar acotada, controlada,
supervisada y no ser un abuso burdo y desproporcionado a costa del gasto
público, más allá de que existan personas y empresarios que financian
la política pero seguramente que no son muchos y seguramente que al
final pasan la factura y termina siendo gasto público de los
contribuyentes.
En esta campaña ocurrieron situaciones irritantes, que molestaron sobremanera a cientos de ciudadanos. Nuestro gobernador haciendo campaña a la carrera, indicando al ciudadano a quién debe votar, quizás dejando de atender temas puntuales en la misma provincia, esto molesta y no habla bien de su gestión. Se aprovechó el momento para hacer “mejoras de campaña” posibles y visibles a la ciudad. ¿Por qué no se hicieron las mismas con anterioridad y con mayor seriedad? La catedral, las plazas periféricas, la ribera, la iluminación del puente colgante son obras interesantes, pero en definitiva realizadas en un mal momento, realizadas en atropello a una comunidad que creen incauta. Es posible que no sea justo ni correcto este proceder porque demuestra falta de seriedad en la gestión, en donde los tiempos políticos resultan desproporcionados y salidos de contexto. Lo mismo ocurre con las autoridades municipales, que cuando se vieron amenazadas por las ofertas del adversario salieron como lanzados por la desesperación a buscar de manera urgente planes de viviendas a una provincia vecina, todo con un marco injusto de tinte político que marca desprolijidad. Y aquí cabe la pregunta: ¿Por qué no se fue a buscar esta posibilidad de construir viviendas con anterioridad o por lo menos se hubiera anunciado la intención? No fue así, todo se hizo con la campaña, como tomándole el pelo al pueblo. La ciudad estaba de remate público para saber “quién da más” y todo esto es una verdadera lástima.
Está fuera de sus cabales la política manejada de esta manera porque no se compadece con la realidad del pueblo. La verdadera democracia debería darles una lección ejemplar y contundente a los políticos y funcionarios que proceden de forma abusiva en hacer ofertas inadecuadas y descolocadas de la realidad, con el agravante de usar los dineros públicos. Esa lección sería lograda si los votantes se inclinaran en estos casos a dar sus votos a aquellos postulantes austeros y sin aparatos propagandísticos. Esto sería en definitiva sanear la política, sería ejercer el derecho ciudadano de que pretendemos políticos con grandeza y desprendimiento, los que en general no se ven en estos días y no políticos marketineros y oportunistas.
Los gastos de publicidad y propaganda en la campaña de intendente, más los movimientos de vehículos, artistas, punteros políticos, seguidores, asesores, actuaciones, comidas etc. etc. que se manejaron en la ciudad equivalen a la construcción de un barrio de unas 50 casas para obreros. ¿Usted cree realmente que se precisa despilfarrar esta fortuna cuando la Provincia tiene enormes problemas económicos y la ciudad de Río Cuarto también? Es indudable que los argentinos andamos por caminos equivocados y nuestros políticos y gobernantes están fuera de toda realidad. Lo más tremendo de todo esto es que nadie siente vergüenza de lo ocurrido; al contrario, “está todo bien”, de todos modos muy pronto vendrá el aumento de impuestos porque las cuentan no cierran dado que el gasto público ha crecido y ¿quién quiere achicar gastos?... A lo sumo son solamente expresiones de deseo de quienes nos gobiernan pero que nunca se concretan y así es que las administraciones públicas en general cada vez gastan más, tienen más personal, mayor movimiento, mayor número de vehículos, más oficinas y locales y tantas cosas más que abruman. En esto Río Cuarto no es una excepción, entonces los impuestos seguirán subiendo y también se crearán nuevos impuestos para mantener la “caja al día”. No obstante, los ciudadanos seguiremos aprobando este tipo de gestión de nuestros gobernantes. Ahora bien: ¿hasta cuándo los contribuyentes seguirán sosteniendo estas situaciones de despilfarro con campañas políticas incluidas?
En esta campaña ocurrieron situaciones irritantes, que molestaron sobremanera a cientos de ciudadanos. Nuestro gobernador haciendo campaña a la carrera, indicando al ciudadano a quién debe votar, quizás dejando de atender temas puntuales en la misma provincia, esto molesta y no habla bien de su gestión. Se aprovechó el momento para hacer “mejoras de campaña” posibles y visibles a la ciudad. ¿Por qué no se hicieron las mismas con anterioridad y con mayor seriedad? La catedral, las plazas periféricas, la ribera, la iluminación del puente colgante son obras interesantes, pero en definitiva realizadas en un mal momento, realizadas en atropello a una comunidad que creen incauta. Es posible que no sea justo ni correcto este proceder porque demuestra falta de seriedad en la gestión, en donde los tiempos políticos resultan desproporcionados y salidos de contexto. Lo mismo ocurre con las autoridades municipales, que cuando se vieron amenazadas por las ofertas del adversario salieron como lanzados por la desesperación a buscar de manera urgente planes de viviendas a una provincia vecina, todo con un marco injusto de tinte político que marca desprolijidad. Y aquí cabe la pregunta: ¿Por qué no se fue a buscar esta posibilidad de construir viviendas con anterioridad o por lo menos se hubiera anunciado la intención? No fue así, todo se hizo con la campaña, como tomándole el pelo al pueblo. La ciudad estaba de remate público para saber “quién da más” y todo esto es una verdadera lástima.
Está fuera de sus cabales la política manejada de esta manera porque no se compadece con la realidad del pueblo. La verdadera democracia debería darles una lección ejemplar y contundente a los políticos y funcionarios que proceden de forma abusiva en hacer ofertas inadecuadas y descolocadas de la realidad, con el agravante de usar los dineros públicos. Esa lección sería lograda si los votantes se inclinaran en estos casos a dar sus votos a aquellos postulantes austeros y sin aparatos propagandísticos. Esto sería en definitiva sanear la política, sería ejercer el derecho ciudadano de que pretendemos políticos con grandeza y desprendimiento, los que en general no se ven en estos días y no políticos marketineros y oportunistas.
Los gastos de publicidad y propaganda en la campaña de intendente, más los movimientos de vehículos, artistas, punteros políticos, seguidores, asesores, actuaciones, comidas etc. etc. que se manejaron en la ciudad equivalen a la construcción de un barrio de unas 50 casas para obreros. ¿Usted cree realmente que se precisa despilfarrar esta fortuna cuando la Provincia tiene enormes problemas económicos y la ciudad de Río Cuarto también? Es indudable que los argentinos andamos por caminos equivocados y nuestros políticos y gobernantes están fuera de toda realidad. Lo más tremendo de todo esto es que nadie siente vergüenza de lo ocurrido; al contrario, “está todo bien”, de todos modos muy pronto vendrá el aumento de impuestos porque las cuentan no cierran dado que el gasto público ha crecido y ¿quién quiere achicar gastos?... A lo sumo son solamente expresiones de deseo de quienes nos gobiernan pero que nunca se concretan y así es que las administraciones públicas en general cada vez gastan más, tienen más personal, mayor movimiento, mayor número de vehículos, más oficinas y locales y tantas cosas más que abruman. En esto Río Cuarto no es una excepción, entonces los impuestos seguirán subiendo y también se crearán nuevos impuestos para mantener la “caja al día”. No obstante, los ciudadanos seguiremos aprobando este tipo de gestión de nuestros gobernantes. Ahora bien: ¿hasta cuándo los contribuyentes seguirán sosteniendo estas situaciones de despilfarro con campañas políticas incluidas?
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