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2 jul 2008
JURAMENTO DE VENGANZA
JURAMENTO DE VENGANZA. Por el Lic Gustavo Adolfo Bunse
La venganza es tan antigua y trascendental para los gobernantes perversos que desde la vieja Grecia viven rindiéndole tributo de mil maneras.
La diosa de la venganza era para los griegos Némesis, enfocada sin embargo como raíz de la justicia. Una especie de fuerza compensadora que castigaba la desmesura. Y que inducía a los hombres a ser buenos por temor a la cólera divina.
Némesis, controlaba que nadie fuese excesivamente afortunado.
Hay mil ejemplos de la realidad, pero los “vengadores” que llegaron al poder, se han inspirado mucho más en obras dramáticas de los grandes escritores. Tenemos el caso de Shakespeare, quien no escribía para que lo leyeran, sino para que lo miraran.
Su obra dramática para teatro es tan fuerte como lacerante.
La más cruda representación de la venganza, fue lograda por Shakespeare, en su obra “Titus Andrónicus” (Tito Andrónico).
Tito Andrónico (emperador romano) le gana la guerra a la reina de los Godos (Tamora) y, como sacrificio ritual, decide matarle a su hijo más querido ante sus ojos. La súplicas de Tamora, ocupan tanto espacio de la obra como su juramento de venganza, que al final, se cumple.
El juramento de venganza de la reina de los Godos es el ejemplo más atroz e impresionante de una conducta que acaso podría explicar algo más del 90% del gobierno conyugal que hoy nos controla.
Todo ocurre como si estuviésemos asistiendo todos aquí, a un escenario tan inexplicable y de tanta perversidad, que acaso encuentra solamente fundamento en alguna especie de antiguo juramento de venganza.
En principio, la unión simbiótica de los monarcas con nuestra Tamora criolla, Hebe de Bonafini, como puede verse muy claramente, conlleva además, una identificación ética con ella, que va mucho más allá de lo retórico.
Y entonces, todo el resto de las cosas, son sólo sangre que no ha secado.
La venganza es un sentimiento, por antonomasia reactivo, en el que se sufre la incapacidad de olvidar y dejar que el presente cierre las heridas causadas por las ofensas del pasado.
El tiempo no ayuda para que la memoria cicatrice las heridas, por el contrario ésta se torna venenosa y despreciativa : no cesa de lanzar reproches contra un ser odiado y reaviva los recuerdos de dolor, incapaz de sustraerse de las huellas de la excitación rabiosa.
De aquí nacen la frustración y el resentimiento, que son las formas más siniestras de la sed de venganza.
Lo más peligroso en un hombre resentido no es su rabia, sino su voluntad despreciativa, su pasión por reavivar en la conciencia el dolor y el deseo inextinguible de hacerle pagar a alguien. Pero entre el querer y el poder, existe una distancia en el tiempo.
El no poder satisfacer inmediatamente el impulso de venganza engendra una rabia impotente que se convierte en desesperación, pero llega la etapa de la espera y la construcción de planes y formas para su realización, alimentada por la idea obsesiva del resentimiento.
Esta última, impregna al vengativo en su totalidad, y allí lo convierte en un maniático apasionado por llevar a cabo el acto de venganza. El resentido le echa toda la culpa al objeto de su venganza y, además de devolver el daño, busca lograr una objetiva supremacía sobre su ofensor.
Todas sus esperanzas están abocadas a una victoria decisiva y despiadada cuya finalidad es la desaparición,el “no ser”, de ese enemigo.
Frecuentemente,la venganza se medita en secreto:el vengativo intenta ocultar la rabia y la guarda por un tiempo en su interior, atormentándose por el resentimiento y procurando acallar su pasión rabiosa.
Con el clientelismo político como condición de sostenimiento del poder, con el salvajismo impositivo como condición de trabajo y con la burla como requisito primario para navegar en la seguridad jurídica, el matrimonio ha llegado a dilapidar ya medio año, en una puja que tiene raíces insondables.
Si esas raíces no son un juramento de venganza, apestan de un modo tan parecido, que solamente un experto podría darse cuenta de la diferencia
De los “Discursos de la primera década de Tito Livio” de Nicolás Maquiavelo, leemos esta frase :
“El pueblo, engañado por una falsa apariencia de bien, desea muchas veces su propia ruina, y si alguno en quien el pueblo tenga confianza no le persuade, demostrándole que eso es un mal… y dónde está el auténtico bien, traerá sobre la república infinitos peligros y daños. Y cuando la suerte quiere que el pueblo ya no confíe en nadie, como a veces ocurre, entonces, engañado por una mala visión de las cosas ó de los hombres, necesariamente se dirige a su ruina”. (sic)
El presidente de facto, sigue propugnando, con enorme crispación, una ciega escritura parlamentaria de la resolución 125, que ha sido la que desató el mayor y mas prolongado conflicto social y político de los últimos 6 años.
En una palabra:Para él, en estos últimos 100 días no ha pasado nada.
No hubo conflicto, no hubo protesta social, no hubo zozobra… nada.
Aunque haya que hacer un enorme esfuerzo para enfocar el pensamiento y la percepción retorcida de este sujeto, debe entenderse que, a toda costa, él quiere mantener o incluso profundizar el escenario nacido en marzo, agregándole, como ya ha lo dicho varias veces, que los sojuzgados le deberán agradecer y le deberán pedir perdón.
Acaso ha de ser este, para él, un modo feliz y agradable de seguir viviendo sin importarle un bledo el devenir de nuestros hijos ni la huella histórica de nuestra conciencia crítica, ni mucho menos cualquier sueño de grandeza .
Y... ya se sabe… Parece superfluo decirlo :
Su esposa es una sucursal de sus entrañas… casi un holograma.
Piensa igual, quiere lo mismo, se ensaña con idéntica fruición, usa la misma lente para ver la realidad y se conmueve con las mismas sombras.
Si la ley sale cambiada, podrán hacer cualquier cosa, menos aludir a que el destino ha sido tal, por causa de su respeto a los poderes del Estado.
Pero ya lo saben: La ley cambiada es un boleto a Calafate…solo de ida.
Y lo más grave es que, para el resto de los argentinos, no es en absoluto un escenario con los problemas resueltos: Nada de eso.
Inversamente, todo seguirá andando aquí con este parche tan oneroso a cuestas. Y, casi con la certeza peligrosa de que ahora, además, podría sobrevenir un cambio de gobierno.Con la condigna prevención de cualquiera que quiera arriesgar en el pantano frente a la sospecha de cambios forzados inminentes.
Cualquier persona que no viva en la nube artificial que envuelve a este par de mediocres, sabe muy bien que en estos momentos hay un “parate” muy serio de la actividad comercial y de la demanda en todo el país, que las ventas cayeron más del 40%, que la gente no renueva los plazos fijos, que los proyectos están parados, que las inversiones fueron puestas en el freezer, que el consumo cayó en picada, que esa caída no fue acompañada por los precios, que en el interior está rota la cadena de pagos, que el crédito ha desaparecido y que el país sigue en vilo.
Ellos no. Ellos ven otro fotograma distinto.
Con mayor razón, en caso de que pierdan poder en el Congreso, seguirán insistiendo en el desangramiento del país, sin hacer absolutamente nada nuevo hasta el fin de su mandato, contando ahora con la excusa de la falta de consenso para cualquier cosa que se les exija como cambio.
Esperemos así todos, pues, tranquila y mansamente, sin perder un solo minuto la conciencia de que, nuestra suerte, está atada al infinito apego por la mediocridad que, desde el pináculo del poder, nos está mostrando el matrimonio. Y quizás… atada también a algún raro juramento de venganza.
Lic Gustavo Adolfo Bunse
gabunse@yahoo.com.ar
Fuente: | Periodismo de Verdad | 1/7/2008|18:25hs |
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