En 28 hospitales públicos de nuestra provincia, incluido el
de la ciudad de Río Cuarto continúa las medidas de fuerza que disponen atención
mínima, es decir Servicios de Guardia para Urgencias y quirófanos para Emergencias. No hay atención
en consultorios externos, ni cirugías programadas.
Los pasillos despoblados de pacientes muestran una cara
oscura de la atención de la salud pública, en un conflicto donde el punto álgido
es el tema sueldos. En el país con una inflación creciente y convenios
salariales superados por números reales que hacen que los trabajadores no
cubran con sus ingresos la canasta básica para sus hogares, no es de extrañar
que la demanda de mejores ingresos plantee situaciones como la que se aprecia
en los establecimientos sanitarios.El conflicto lleva tres semanas y ante la posición de
distintos sectores del gobierno provincial actual así como del gobernador
electo, de pasarse la bocha para ver a quien le corresponde solucionarlo, los
descuentos por las jornadas de protesta y la posibilidad de declarar ilegal la
medida, han logrado ser nafta para apagar el fuego.
Las disputas gremiales están entre bambalinas y subyacen,
pero para los simples ciudadanos que sólo saben que en el Hospital no se
atiende sino urgencias, es difícil de digerir el comentario que se pudo
apreciar ayer en el Chasqui de Puntal (1). Dice la noticia:
“Política en el
Hospital. El extenso conflicto de la salud sacó finalmente a la luz un
trasfondo político que se incorporó al reclamo salarial original. Es que se
sabe que Carlos Altamirano, el líder de la Unión de Trabajadores de la Salud
(UTS) en la provincia, milita en el juecismo e incluso muchos aseguran que
Sandra Sommadosi, delegada en el San Antonio de Padua, estaría dispuesta a ir
al Concejo. A su vez el delegado del SEP en el Hospital Javier Gabutti, es
íntimo del titular de la ANSES local,
Sergio Rivarola, un conocido allegado a Alberto Cantero, como lo es también el
director del Hospital, Miguel Minardi. El secretario general del SEP en Córdoba
José Pihen es a su vez legislador electo de Unión Por Córdoba, o sea
oficialista. Que las hay, las hay.”
Otro apartado del misma sección da cuenta que “mientras el
conflicto de la Unión de Trabajadores de
la Salud (UTS) ganaba terreno el despacho vacío de la dirección fue un
dato que corrió rápido. Al parecer Minardi, estaba junto a su jefe político, Alberto
Cantero en Buenos Aires. Según dicen estaba definiendo su precandidatura a
intendente por el justicialismo”.
Los dirigentes pueden tener y de hecho tienen, como hace
referencia el comentario, su color político y compromisos partidarios. Pretender
ingenuamente creer que estos ítems no tienen trascendencia en el conflicto es
no conocer cómo funciona la realidad política, pero los que asumen el riesgo
son los empleados que ya empiezan a intimidarse con la posibilidad de descuento
de haberes y quien termina pagando las consecuencias es la gente común, que es
la demandante de atención. Los conflictos laborales siempre tienen su costo
social, pero en el campo de la salud estos costos son más significativos ya que está en juego el bien
más preciado de la población: la salud. Por lo tanto debería primar el sentido
común para lograr una solución a la brevedad por que la demora de diagnósticos
y tratamientos puede significar un tiempo precioso en el límite entre enfermedad o bienestar o más aún entre la
vida y la muerte. No es el de la salud un terreno para que disputen poder los
que pretenden hacer carrera en política partidaria, y los que dirigen deben
tener bien en claro cuáles son los salarios de la clase política y cuales los haberes
de los laburantes de hospitales, para empezar a reconocer derechos.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
(1)Fuente : Puntal 10 de Octubre 2011
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