Nuestro especial interés en la difusión de temas de importancia para la comunidad, compromiso que asumimos desde la debacle del 2001, está centrado en señalar los hechos de corrupción en todos los estamentos del sector público.
Es de nuestro interés dado que los medios en general no dicen todo lo que deberían decir al respecto, y en una feria de estupideces colectivas que se difunden especialmente por TV, se pierde la información sobre este flagelo que logra convertir a nuestros países en sociedades cada vez más empobrecidas, con profundas desigualdades sociales, donde los recursos a repartir van preferentemente a los círculos de poder por “izquierda” ayudando a consolidar una democracia muy poco creíble.
Basados en estudios especializados se produce una escala, el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC)que mide justamente los niveles de percepción de corrupción en el sector público en un país determinado y consiste en un índice compuesto, que se basa en diversas encuestas a expertos y empresas, que ubica a los distintos países según su grado de corrupción, así se evalúan 180 países y publica anualmente Transparency International.
En esta escala de 180 países calificados por Transparency International nuestro país figura en el puesto 109. De los países latinoamericanos que son más corruptos que el nuestro figuran sólo Paraguay (138), Ecuador (151) y Venezuela (158).
¿No es significativo que en el tema de las armas uno de estos países estuviera comprometido junto al nuestro en una bochornosa triangulación, y que hoy el escándalo de la valija de dólares que pretendían ingresar al país en el sonado caso Antonini Wilson comprometa a otro de estos países, como es el caso de Venezuela? .
La corrupción corroe y socava la integridad de la República, destruye los valores de los funcionarios e instituciones del país, hace increíble los gestos de gobierno. Su denuncia debería ser una prioridad en estas democracias latinoamericanas, pero ocurre todo lo contrario, se negocia con los corruptos para mantener puestos de trabajo, lugares de privilegio, acceso al reparto de bienes, en fin una fiesta para pocos que los muchos convalidamos cuando nos convocan a elecciones.
Hace unos días un medio local, LV 16, denunciaba la firme sospecha que existe en la zona sur de la provincia de Córdoba que una estancia donde aconteció un hecho policial, fuera propiedad de Hugo Moyano. Pocos fueron los medios que recogieron el dato, y el propietario nunca salió a dar la cara en este caso no menor, un agente policial murió allí. De esas sospechas hay demasiadas y la labor de los que nos informan es investigar y ayudar a develar estas incógnitas, pensando qué pobre futuro le espera a nuestro país tan carcomido por la corrupción.
Puede que un próximo informe de Transparency International encuentre a Argentina mejor ubicada, pero esto se logrará si la sociedad comprende que únicamente el compromiso y la participación es el que puede revertir esta situación.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
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