Los años que han transcurrido desde ese 24 de marzo de 1976, dejan en la historia reciente de los argentinos sus páginas más dolorosas y aleccionadoras.
La sociedad de aquellos tiempos estaba resignadamente acostumbrada a que una mañana se despertaba escuchando los comunicados de un gobierno militar que deponía a uno civil... Esa sociedad de un país sumergido en la violencia, no descontaba que se produciría más temprano que tarde un nuevo golpe para derrocar al gobierno incalificable de María Estela Martinez de Perón. Y en la tensión creciente fogoneada desde todos los sectores, la madrugada de ese nefasto 24 de marzo nos encontramos escuchando las marchitas por Radio Nacional pregonando el ya anunciado cambio de mando.
No fue un cambio más, para desgracia de los argentinos. Si fue, comenzar a transcurrir años de incertidumbre y dolor por la pérdida de los derechos que terminaron con la vida de mucha gente, dejando la pesada carga de los desaparecidos como macabra herencia que serpentea en el debe del balance de estos años. Así también, marcaron un derrotero económico del que no logramos recuperarnos, cargando al gran pueblo argentino con una inmoral deuda de oscuros orígenes no investigados cuyas consecuencias están más que nunca hoy a la vista.
Y así entonces, los argentinos llegamos a este 40° aniversario. Habiendo tenido el logro de recuperar la democracia en 1983, esa sociedad dominada y sometida, fue despidiendo la mansedumbre impuesta por las armas para encaminarse en la recuperación del sistema. Trajo consigo este proceso una revisión que comenzó con el Juicio a las Juntas y logró despertar las conciencias, para asombro de los incrédulos con el NUNCA MAS.
Si Ud. no vivió el proceso.... Ni lo imagina en su magnitud... Si desconoce sus atrocidades y no se asomó a escarbar en los laberintos de la historia, busque el libro y lealó. Es parte de nuestro pasado inmediato y debemos saber que pasó. La ignorancia nos pone en grave riesgo, por que no deja avizoran las señales de peligro ante los avances que atentan contra el estado de derecho.
Y más allá de banderías políticas, enfrentamiento de fracciones y enconos de unos contra otros en que permanentemente vivimos, es un deber de todos, absolutamente todos comprometernos en mantener esta democracia nuestra . Democracia a la que se le enrostran muchas falencias, pero cuyas bondades no pueden ocultarse en días cómo este en que rememoramos una de las más dolorosas experiencias del país.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
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