Muchas cosas se recuerdan
este 2 de abril de 2011 a 29 años de
los dolorosos sucesos de la Guerra de Malvinas. Otra forma de analizar
la situación es acercándonos a conocer un documento que no tuvo difusión
oficial, el denominado informe
Rattenbach que fue elaborado por una comisión designada durante el gobierno
del Proceso, cuando en su última etapa lo conducía Reynaldo Bignone con la finalidad de conocer y evaluar el accionar de las fuerzas armadas durante el
conflicto. Profundo y lapidario para los responsables de la aventura bélica, a tal punto que nunca ha sido publicado
oficialmente por gobierno alguno, es un documento para reflexionar. Conozcamos
algo del mismo a través de la opinión del historiador Osvaldo Bayer, que así se
refería en Página 12 en el año 2006
RATTENBACH. Por Osvaldo
Bayer.
En derechos humanos se están
poniendo algunos puntos sobre las íes. Lo de Malvinas, por ejemplo. Decir la
verdad. Decir que fue una búsqueda desesperada de los militares para salvarse.
La figura espantosa de un general Galtieri con la botella de whisky en la mano
que manda a la guerra a morir a centenares de jóvenes no preparados. Lo escribí
en aquellos días, cuando la mayoría de los argentinos se emocionaron y fueron a
la Plaza de Mayo a aplaudir al siniestro uniformado. Dije que a las Malvinas
había que recuperarlas con otros medios, no con las armas. Con la razón de la
verdad. Dando el ejemplo de que somos un país democrático y amante de la vida y
los derechos, y no un engendro de dictaduras, desaparición de personas y el
reino de la coima. Y terminó como lo habíamos previsto: con la mezquina muerte
de los jóvenes soldados y la rendición de sus cobardes generales. Parece un
grotesco sainete de Alberto Novión, con una escenificación de Dario Fo. Una
obra de arte de la cobardía trágica. Pero todo horriblemente banal azul y
blanco, con sol. Todo usado para el provecho propio. Para poder quedarse en el
poder después de los crímenes de la máxima crueldad, con el ataúd de los
desaparecidos debajo del escritorio presidencial. Malvinas: la única guerra del
mundo donde murieron los soldados y se rindieron todos los generales,
almirantes, brigadieres, coroneles, vicealmirantes, contraalmirantes, mayores,
capitanes, sargentos, cabos primeros. Y todos esos generales, almirantes y
brigadieres van muriendo en la cama, poco a poco, con pensión completa.
Pero el cinismo siguió también en democracia, se empezaron a hacer monumentos a
los Héroes de Malvinas mientras los ex soldados comenzaron a suicidarse. Los
Héroes que en realidad fueron Víctimas. Sí, los de abajo, no los con jinetas
que siguieron cobrando sueldos, pensiones y retiros. No, los que en un primer
tiempo tuvieron que salir a mendigar, los de marrón terroso que habían
soportado las bombas y las balas.
Ya en democracia tendría que haberse dicho la verdad y no encubrirla. Por
ejemplo, publicar oficialmente el Informe Rattenbach, la verdad sobre los
hechos. Acusar con la verdad al crimen irresponsable de Galtieri y sus
generales. El Informe Rattenbach tendría que haberse repartido en edición
oficial y haberse organizado grandes debates en los organismos de cultura, para
que la sociedad supiera cómo fue engañada pero al mismo tiempo qué fácil cayó
en el aplauso fácil de los sumisos y dominados. Pero no, ni Alfonsín ni Menem
ni De la Rúa se dieron por enterados.
¿Cómo se creó esta comisión
investigadora?
La derrota fue tan vergonzosa que la Junta Militar derrotada tenía no sólo que
cambiar a Galtieri sino también nombrar a una comisión investigadora militar de
por qué se había perdido la guerra. Lo hizo para ganar tiempo y para lavar la
ropa sucia. Pero, para aparecer honestos tenían que nombrar a alguien
absolutamente honesto e incorruptible. Fue al teniente general Benjamín Rattenbach a quien le tocó la misión de
presidir tal comisión. Comisión que era sólo de “análisis y evaluación”.
Pero Rattenbach y su comisión en vez de producir un informe que dijera algo
para ocultar todo, fue al fondo de la cuestión. Y lo dice en su informe final:
“La fuerza, empleada equivocada e inoportunamente, no es el medio idóneo para
hacer valer los derechos frente al adversario y ante la comunidad
internacional”. En los considerandos ya se establece que el clima no era el
mejor para iniciar la invasión ya que “existía en numerosos países,
particularmente en los países europeos, un rechazo hacia el gobierno argentino,
por la cuestión de los derechos humanos”. Frase fundamental. Sobre la
improvisación irracional de la dictadura, establece: “...las capacidades del
enemigo han sido consideradas en forma poco profunda, al igual que el análisis
de la probable reacción británica, no existiendo certeza acerca de qué
documentos o funcionarios fueron consultados”. Y “el escasísimo aviso previo
que se dio a las unidades propias para cumplir misiones de guerra provocó que
se enviasen a Malvinas tropas sin adiestramiento ni equipamiento adecuado”. Se
expresan claramente las “fallas de coordinación entre comandos”, la “falta de preparación
del personal y material” y la “falta de información del enemigo”. Además, “no
existía un plan de defensa de las islas en caso de que Gran Bretaña decidiera
recuperarlas por la fuerza”. Improvisación total. Luego, el informe califica a
las medidas de las tres armas como “irreflexivas y precipitadas” que la
convirtieron “en una aventura militar, sobre todo cuando se hizo efectiva la
reacción bélica británica”. Pero el dictamen de la comisión investigadora no se
reduce a la responsabilidad de los militares sino también de los medios de
información argentinos “que contribuyeron a una pérdida generalizada de
oportunidad”.
Se refiere también a las fanfarronadas oficiales, absolutamente irracionales,
como cuando Galtieri dijo desde el balcón de la Casa Rosada: “si quieren venir
que vengan, les presentaremos batalla”, o de Costa Méndez, el canciller
argentino tan derechista y católico: “La bandera argentina no será arriada
mientras corra una gota de sangre por las venas del último soldado argentino
que defiende las islas Malvinas”. El primero en arriarla fue el general Mario
Benjamín Menéndez, el comandante de la isla. Bravuconadas de Galtieri y Costa
Méndez que costaron la vida de centenares de jóvenes. Luego, la investigación
irá a la parte de preparación militar. La irresponsabilidad fue iniciar una
guerra cuando “la clase 1963 no había completado su instrucción básica ni se
había completado la instrucción elemental de tiro y combate”. “No se previeron
las necesidades de orden logístico” que “fue causa de serios problemas de
desnutrición” de los soldados. Además de la “falta de capacidad integral de la
flota”. El 60 por ciento de las bombas argentinas sobre buques británicos “no
explotaron porque no tenían su tren de fuego preparado para blancos navales”. Con
respecto al comandante militar de Malvinas, general Menéndez, hay una frase en
el Informe que lo avergüenza para siempre: “Observamos un escaso empleo de lo
que nuestra doctrina señala como un arbitrio esencial para la conducción: la
presencia del comandante”. Que en buen castizo quiere decir: El general
Menéndez se borró. Al general Parada, el informe lo deja desnudo: “Existió en
la Brigada Infantería III una profunda ignorancia sobre el estado de las
Fuerzas, lo que tuvo su origen... en la ausencia del comandante, quien instaló
su puesto de comando en una casa donde vivía con gran parte de su Estado Mayor
y personal de seguridad. El general Parada concurrió a su Estado Mayor en pocas
ocasiones. Su particular forma de mando le hacía no considerar los asesoramientos
de su Estado Mayor”. Además, señala: “Para nuestra inteligencia militar, los
enemigos fueron Chile en el marco externo y la subversión, en el marco
interno”. En sus conclusiones dice del comandante, general Mario Benjamín
Menéndez: “No exhibió ni evidenció las aptitudes de mando y arrojo
indispensables en la emergencia, y no fue en esa oportunidad –única en su vida
militar– el ejemplo y la figura que la situación exigía frente a las tropas”.
Finalmente se encuadra en lo penal a Galtieri, Anaya, Mabragaña y Reposi en
delitos que merecen la pena de muerte o reclusión por tiempo indeterminado y
otras penas para altos jefes. Se llega así también a Astiz “por haberse rendido
sin oponer resistencia”. Es decir, el delator de las Madres y de las monjas
francesas quedó como cobarde en la investigación de los propios militares.
Un documento que sirve para demostrar todo el interior obsceno de los militares
del “proceso” de desaparición de personas. Un documento para que sea conocido
por todas las generaciones que sufrieron el régimen y para las venideras, a fin
de que luchen siempre por la verdadera democracia y la libertad.Las secretarías
de Cultura del país deben editar y repartir este libro de esta guerra que
utilizando un motivo noble llenó al país de vergüenza y de la muerte de
centenares de jóvenes.
Desaparición de personas y derrota moral y material de Malvinas. Dos
antecedentes para pensar en luchar por un futuro sin hambre, sin desocupados,
sin dictaduras uniformadas, sin monumentos a la violencia.