Como ningún otro jugador, "Leo" se merece ganar la Copa América. Por todos y por él.
Federico Giammaría*
Por los niños que lo observan con admiraciónPor los miles de futbolistas que sueñan con ser como él.
Por los laburantes que se olvidan de la rutina cuando lo ven jugar.
Por las mamás que esperan que su niño les dé las mismas alegrías.
Por los que nunca vieron a la Argentina campeón y ya son mayores de edad.
Por los que en cualquier parte del mundo lo mencionan y han logrado salvar su vida.
Por los que usan su camiseta como un gesto de admiración, bajo las balas de alguna guerra lejana.
Por Al Pacino, que no oculta su admiración por la belleza de sus actos.
Por los periodistas que sueñan con escribir la crónica perfecta de una final perfecta.
Por los que lo critican sin miramientos, haga lo que haga.
Por los que esperan que por fin “gane algo con Argentina”.
Por sus compañeros del Barcelona que, a pesar de ser mega estrellas, se rinden ante su talento y saben de sus esfuerzos por jugar con la celeste y blanca.
Por los que, privados de su libertad, no tienen otra cosa que un partido de fútbol para disfrutar de la vida.
Por los que sólo ven a la selección en los torneos grandes y opinan como expertos. Y se deslumbran.
Por su familia, que tuvo que dejar su Rosario natal con la angustia de no saber si el niño crecería como alguien normal.
Por su esposa y su hijo, que esperan verlo feliz al volver a su casa.
Por sus compañeros de selección, que trabajan a destajo para que pueda lucirse y recuperan cada pelota con el objetivo de dársela a él.
Por todo nuestro país y por los miles de millones en todo el mundo que le rinden pleitesía sin recelos.
Pero, sobre todo por él. Por Lionel Messi.
Porque merece festejar con la selección argentina. Levantar, de una buena vez, una copa como capitán de un equipo que necesita devolverle todo lo que él ha dado.
Por sus silencios, por su gracia, por el talento y la genialidad que nos regala siempre. Por todo eso, hoy nadie más que Messi merece ser campeón de la Copa América.
Fuente: La Voz 4.07.15
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